Juan y la Aventura en el Campo Mágico
Había una vez un niño llamado Juan que vivía en un pueblito rodeado de montañas y arroyos. Un día, decidió explorar un campo cercano del que había escuchado historias fascinantes. Al llegar, Juan se encontró con un lugar lleno de colores brillantes y sonidos melodiosos. En el campo, había diferentes animales: vacas, ovejas, gallinas y hasta un caballo hermoso que galopaba alegremente.
"¡Qué lugar tan maravilloso!" - exclamó Juan, intentando saludar a los animales.
De repente, un pequeño cordero se acercó a él.
"¡Hola! Soy Lucho, el cordero. ¿Te gustaría jugar conmigo?" - dijo el cordero, moviendo su colita.
"¡Claro! Me encantaría jugar" - respondió Juan, emocionado.
Mientras Juan jugaba con Lucho, una curiosa gallina emergió de entre los arbustos.
"¡Hola! Yo soy Clara. ¿Quieren un desafío?" - anunció con alegría.
"¿Qué tipo de desafío?" - preguntó Juan intrigado.
"Correr hasta el árbol grande y volver aquí. ¡El que llegue primero, gana!" - propuso Clara.
Juan miró a Lucho y sonrió, "¿Te animás?" -
"¡Sí!" - respondió Lucho con entusiasmo.
Los tres comenzaron a correr; era una competencia divertida, pero en un giro inesperado, el caballo que observaba desde lejos, llamado Rayo, se acercó y unió el juego.
"¡Espera! ¿Puedo participar también?" - galopó Rayo, quien tenía una gran energía.
"¡Por supuesto! Cuantos más, mejor!" - gritó Juan.
Así, se armó un gran alboroto y todos comenzaron a reír y a correr. En medio de su carrera, Juan tropezó y cayó.
"¡Ay!" - se quejó, pero rápido se dio cuenta que no estaba herido. Los animales se acercaron preocupados.
"¿Estás bien, Juan?" - preguntó Clary con un tono suave.
"Sí, solo fue un tropiezo," - respondió el niño, levantándose con una sonrisa.
Lucho, Clary y Rayo se pusieron a su alrededor, y Lucho dijo:
"Lo más importante es que estamos juntos. ¡Eso es lo que cuenta!" .
Juan sintió un calor especial en su corazón. Se dio cuenta de que ganar era divertido, pero lo que realmente le hacía feliz era compartir ese momento con sus nuevos amigos.
Después de un rato de juegos, Juan se sentó para descansar.
"Me encantó jugar con ustedes. ¿Puedo volver a venir otro día?" - preguntó Juan con ilusión.
"¡Por supuesto! Aquí siempre habrá un lugar para ti!" - contestó Rayo mientras movía su cola con alegría.
A medida que el sol se ponía, Juan se despidió de sus amigos. Pero antes de irse, Lucho le dio un consejo.
"Recuerda, Juan, la verdadera diversión está en compartir y disfrutar con los amigos. ¡Hasta la próxima!" - dijo Lucho.
"¡Así será! Gracias por esta hermosa aventura!" - respondió Juan mientras se alejaba, lleno de felicidad y aprendizaje.
Desde aquel día, Juan visitó el campo mágico con frecuencia, experimentando días de risas, juegos y amistades profundas. Aprendió que la verdadera esencia de la diversión era el amor y la camaradería. Y así, nunca dejó de volver al campo mágico, siempre acompañado de su risa, sus amigos animales, y nuevas aventuras por descubrir.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
FIN.