Juan y la Aventura Temporal
Había una vez un niño llamado Juan, que vivía en un pequeño barrio de Buenos Aires. A Juan le encantaba la tecnología y soñaba con conocer el inicio de las computadoras y los celulares. Un día, mientras paseaba por el parque, encontró un libro viejo y polvoriento bajo un banco. El título era "El Viaje en el Tiempo: Guía para Pequeños Inventores". Al abrirlo, se encontró con un extraño artefacto de metal que parecía un reloj, con muchas palancas y botones.
"¿Qué será esto?" - se preguntó Juan, al acariciar el metal frío. De repente, una chispa de luz iluminó el parque y, al abrir los ojos, se dio cuenta de que ya no estaba en su barrio.
Ahora estaba en un laboratorio lleno de cosas extrañas. En la pared, colgaban planos de computadoras primitivas. Un hombre canoso, con gafas redondas, lo miró sorprendido.
"¿Qué haces aquí, pequeño?" - preguntó, ajustándose las gafas.
"Soy Juan y... creo que viajé en el tiempo. Me encantaría saber sobre el comienzo de las computadoras" - dijo Juan emocionado.
"Ah, claro. Soy el Dr. Alan, uno de los pioneros en la computación. Ven, te mostraré" - dijo el Dr. Alan, guiándolo hacia una mesa llena de circuitos.
El Dr. Alan le explicó que las primeras computadoras ocupaban toda una habitación y eran muy lentas. Juan nunca había imaginado que algo tan grande pudiera ser una computadora.
"¿Y cómo llegamos a las laptops y celulares de hoy?" - preguntó Juan.
"Cada invento es un paso. Gente como yo soñaba con hacer máquinas más pequeñas y rápidas. Todo empezó con ideas locas y mucho trabajo duro" - respondió el Dr. Alan.
Cada vez que Juan hacía una pregunta, el Dr. Alan compartía historias fascinantes de inventores que transformaron el mundo. Juan absorbiendo cada palabra, siempre tenía más preguntas.
"¿Y qué hay de los celulares?" - preguntó, no podía esperar más.
"Eso es otra historia. Van de la mano con la tecnología de comunicación. Te llevaré a un lugar donde podrás ver los primeros modelos" - sonrió el Dr. Alan, empezando a subir unas escaleras que llevaban a una sala sin igual.
Al llegar, Juan se encontró con un objeto que parecía un ladrillo: ¡el primer celular!"Este, Juan, es un teléfono móvil de los años 80. Pesaba mucho y solo podía hacer llamadas, ¡nada de mensajes ni fotos!" - dijo el Dr. Alan.
Juan tocó el teléfono con curiosidad. Se imaginó a las personas usando eso en su tiempo.
De repente, el artefacto en la muñeca de Juan comenzó a sonar.
"¿Qué es eso?" - preguntó Juan, asustado.
"¡El dispositivo de viaje en el tiempo! Debes volver a casa, joven. Pero antes, te dejo un último mensaje: Nunca dejes de soñar y preguntar" - dijo el Dr. Alan, mientras Juan sentía una vibración creciente.
Cuando volvió a abrir los ojos, estaba de nuevo en el parque, con el libro en sus manos.
"¡Viajé en el tiempo!" - exclamó.
Juan regresó a la escuela al día siguiente, ansioso por contarles a sus amigos sobre su aventura. Todos lo escucharon con atención mientras relataba cómo fue conocer al Dr. Alan y cómo había aprendido sobre el origen de la tecnología que tanto les gustaba.
"Es increíble pensar en cuánto hemos avanzado gracias a los sueños de muchas personas. ¿No les gustaría investigar más sobre eso?" - dijo Juan, con los ojos brillando de emoción.
"¡Sí!" - gritaron sus amigos al unísono.
"Entonces, vayamos juntos a la biblioteca y empecemos a soñar nuevos inventos" - propuso Juan.
Y así, el pequeño grupo de amigos comenzó a explorar el fascinante mundo de la tecnología, inspirándose en los pioneros que hicieron todo posible y recordando siempre que, con curiosidad y esfuerzo, ¡las grandes ideas pueden cambiar el mundo!
FIN.