Juan y la lección de las reglas


Había una vez un niño llamado Juan que asistía a la escuela primaria en un pequeño pueblo. Juan era un niño muy inquieto y travieso, siempre buscando maneras de divertirse y llamar la atención de sus compañeros.

A pesar de que la maestra le repetía constantemente las normas de comportamiento en clase, Juan parecía no prestarles atención. Un día, la maestra les pidió a todos los alumnos que guardaran silencio para poder comenzar la lección.

Mientras ella explicaba el tema del día, Juan no paraba de hacer ruidos con su lapicera, distraer a sus compañeros y levantarse de su asiento sin permiso.

La maestra, cansada de su comportamiento, le llamó la atención: - ¡Juan! ¿Puedes por favor sentarte y prestar atención? Estamos en clase y es importante respetar las normas. Juan simplemente se rió y continuó molestando a los demás niños.

La maestra decidió darle una última oportunidad:- Si no te sientas y te comportas adecuadamente, tendrás que ir a ver a la directora. Pero Juan ignoró la advertencia y siguió portándose mal. Finalmente, la maestra lo envió a ver a la directora para que tomaran medidas disciplinarias.

La directora, una mujer amable pero firme, recibió a Juan en su despacho y le preguntó con calma:- Juan, ¿por qué no puedes seguir las normas como tus compañeros? Es importante respetar las reglas para poder aprender y convivir en armonía. Juan bajó la mirada avergonzado.

Nunca antes nadie le había hablado de esa manera. - Lo siento mucho - murmuró. La directora sonrió comprensiva:- Está bien cometer errores, lo importante es aprender de ellos.

¿Qué tal si hacemos un trato? Te propongo un desafío: durante toda esta semana vas a esforzarte por ser el mejor alumno de tu clase. Si lo logras, tendremos una sorpresa al final. Juan aceptó el desafío con entusiasmo y se comprometió a cambiar su actitud.

Durante los siguientes días se esforzó por seguir todas las normas de la clase: prestaba atención en las clases, ayudaba a sus compañeros y respetaba el turno de hablar.

Al finalizar la semana, la directora felicitó a Juan por su cambio positivo e invitó a toda la clase a disfrutar juntos de una tarde llena de juegos y diversión en el patio del colegio como premio por el buen comportamiento demostrado.

Desde ese día, Juan entendió lo importante que era seguir las normas tanto en clase como en cualquier otro lugar. Aprendió que el respeto hacia los demás y hacia uno mismo es fundamental para crecer como persona y ser valorado por los demás.

Y así fue como Juan descubrió que siguiendo las reglas podía obtener grandes recompensas y convertirse en un ejemplo para sus compañeros. Y colorín colorado este cuento ha terminado con un gran aprendizaje para todos los niños del colegio.

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