Juan y la tormenta del mar
Había una vez un joven marinero llamado Juan que soñaba con ser libre y navegar por los mares sin preocupaciones. Un día, decidió embarcarse en un barco mercante para cumplir su sueño.
El primer día de navegación fue tranquilo, pero al segundo día, el cielo se oscureció y empezaron a soplar fuertes vientos. La tripulación se puso nerviosa ante la tormenta que se avecinaba. "¡Capitán! ¿Qué hacemos?", preguntó uno de los marineros.
"Hay que preparar el barco para la tormenta", respondió el capitán con voz firme. Todos trabajaron duro para asegurar las velas y proteger el barco de las olas gigantes.
Pero a pesar de sus esfuerzos, la tormenta arreció con fuerza y parecía que el barco no resistiría mucho más tiempo. "¡No sé si podremos sobrevivir esto!", exclamó Juan asustado. "¡Tranquilo muchacho! ¡Mantén la calma!", le dijo otro marinero intentando tranquilizarlo.
Pero mientras luchaban contra las olas, una ola enorme golpeó el costado del barco y lo hizo zozobrar. Todos cayeron al agua excepto Juan, quien logró aferrarse a la borda del barco justo antes del impacto. "¡Juan! ¡Súbete aquí rápido!", gritó uno de los marineros desde una balsa salvavidas cercana.
Juan intentó subirse pero resbalaba en cada intento debido al viento y las olas. Fue entonces cuando recordó algo importante: había visto cómo amarraban los botes en el puerto.
Usando una cuerda, logró amarrarse a la borda del barco y así mantenerse seguro. "¡Bien hecho Juan! ¡Eres un verdadero marinero!", le dijo el capitán orgulloso al ver su astucia. Finalmente, la tormenta pasó y todos pudieron volver al barco.
Aunque el barco quedó bastante dañado, siguieron adelante con su viaje hacia la libertad. "Nunca olviden esto muchachos: cuando las cosas parecen imposibles, siempre hay una solución", les dijo el capitán antes de seguir navegando.
Juan aprendió mucho sobre navegación ese día y se sintió más confiado en sus habilidades como marinero. Y aunque hubo momentos difíciles en el camino hacia la libertad, nunca perdió la esperanza ni dejó de luchar por sus sueños.
FIN.