Juan y Mariana en el bosque mágico



En un hermoso día de primavera, Juan y Mariana decidieron explorar un bosque que siempre había despertado su curiosidad. Con sus mochilas llenas de provisiones y un mapa en mano, partieron en busca de aventuras. Sin embargo, pronto se dieron cuenta de que las cosas no eran tan simples como parecían.

Después de caminar un buen rato, se dieron cuenta de que estaban perdidos.

"Esto no puede estar bien, Mariana. El mapa no tiene sentido aquí", dijo Juan, mirando hacia todas partes.

"No te preocupes, Juan. Vamos a resolverlo juntos", respondió Mariana con una sonrisa.

Mientras intentaban orientarse, un hermoso pajarito de colores brillantes se posó frente a ellos.

"¿Sabes, pajarito? Cuando yo me siento perdido, a veces me ayuda hablar con alguien", comentó Mariana.

"¡Sí! A veces, compartir nuestros problemas hace que se sientan más pequeños", añadió Juan.

El pajarito los miró con curiosidad y luego comenzó a echar a volar, animándolos a seguirlo.

"¡Mirá! ¡Parece que tiene un camino!", exclamó Juan emocionado.

"Sí, sigámoslo. Quizás nos ayude a encontrar el camino de regreso a casa", sugirió Mariana.

El pajarito los guió a través del bosque hasta que encontraron un claro donde había un arroyo cristalino.

"¡Qué hermoso lugar!", dijo Mariana, sentándose junto al agua.

"¡Sí! Pero necesitamos volver pronto. Ya se está haciendo de noche", recordó Juan con preocupación.

En ese momento, el pajarito regresó y les habló:

"Hola amigos, he escuchado su conversación. Para encontrar el camino de regreso, deben recordar lo que los trajo aquí. ¿Qué fue lo que más les gustó de su viaje?"

"Me gustó la idea de aventurarnos juntos", contestó Mariana.

"A mí me encantó descubrir nuevos lugares", agregó Juan.

"Entonces, ese es el primer paso. Deben trabajar en equipo y disfrutar de la travesía, no solo del destino. Confíen en sus talentos y en lo que pueden hacer juntos". El pajarito voló a un lado, señalando una serie de colores que aparecían en el cielo.

"¡Es un arcoíris!", exclamó Mariana.

"Sí, y está justo en frente de ese árbol. Tal vez haya una pista allí", sugirió Juan lleno de energía.

Con mucho cuidado, Juan y Mariana se acercaron al árbol que parecía más alto que los demás. A su base, encontraron un mapa antiguo tallado en el tronco.

"Esto debe ser una señal", explicó Mariana. "Sigamos las líneas del mapa hacia el arcoíris".

"¡Hagámoslo!", respondió Juan decidido.

Mientras seguían las instrucciones del mapa, descubrieron senderos ocultos y flores exóticas. En cada giro, se pasaban momentos mágicos juntos, riendo y compartiendo historias.

"Si tan solo estuviéramos perdidos siempre así...", dijo Juan, mirando a Mariana.

"No es divertido estar perdidos, Juan, pero sí lo es aprender juntos", contestó ella.

Finalmente, después de un par de horas explorando y disfrutando del paisaje, llegaron a la orilla del arroyo que conocían, justo cerca de su hogar.

"¡Lo logramos!", gritó Juan.

"Sí, y todo gracias a que nos ayudamos mutuamente y seguimos nuestro instinto", sonrió Mariana.

Desde entonces, Juan y Mariana nunca olvidaron la lección que aprendieron en su aventura: no importa cuán perdido te sientas, siempre hay un camino de regreso si confías en ti mismo y en tus amigos.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!