Juan y Mateo contra los mosquitos malos



Había una vez un niño llamado Juan, que vivía en un barrio tranquilo de Buenos Aires. Un día, mientras jugaba en el patio de su casa, vio un pequeño mosquito zumbando cerca de él.

- ¡Qué mosquito más extraño! - pensó Juan mientras observaba al insecto volar a su alrededor. El mosquito parecía querer decirle algo, así que Juan decidió seguirlo.

Lo siguió hasta llegar a un charco de agua sucia donde el mosquito se detuvo y comenzó a hablar. - ¡Hola Juan! Soy Mateo, el mosquito del dengue. Vine a enseñarte cómo prevenir esta enfermedad tan peligrosa. Juan se sorprendió al escuchar al mosquito hablar, pero estaba emocionado por aprender algo nuevo.

- ¿Cómo puedo prevenir el dengue, Mateo? - preguntó Juan con curiosidad. Mateo le explicó que el dengue es transmitido por la picadura de mosquitos infectados y que la mejor forma de prevenirlo era eliminando los criaderos de mosquitos en su entorno.

Le mostró a Juan los lugares donde podían reproducirse, como los recipientes con agua estancada y las plantas encharcadas. Juan asintió con seriedad y prometió cuidar su hogar para evitar la proliferación de mosquitos transmisores del dengue.

Comenzó a vaciar los recipientes con agua acumulada, tapar los tanques y mantener limpio su patio. Días después, Juan notó que muchos de sus vecinos también estaban tomando medidas para prevenir el dengue en sus casas.

Se sentía orgulloso de poder ayudar a proteger a su comunidad gracias a lo aprendido junto a Mateo. Pero la historia no termina ahí.

Una noche, mientras todos dormían tranquilos en el barrio, un grupo de mosquitos intentaban entrar sigilosamente en las casas para buscar nuevos lugares donde reproducirse. Sin embargo, fueron sorprendidos por Mateo y un ejército de mosquitos buenos que habían decidido luchar contra la propagación del dengue. - ¡Alto ahí! - exclamó Mateo valientemente. - Aquí no son bienvenidos.

Este barrio está protegido contra el dengue gracias a la ayuda de Juan y sus vecinos. Los mosquitos malos tuvieron que retroceder ante la determinación de Mateo y su equipo.

Desde ese día, nunca más volvieron a molestar al barrio ni poner en peligro la salud de sus habitantes. Juan aprendió una gran lección esa noche: que trabajar juntos para prevenir enfermedades como el dengue era fundamental para mantenerse sanos y seguros.

Y todo gracias a la valiosa enseñanza del pequeño pero sabio mosquito Mateo.

FIN.

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