Juan y su perro perseverante
Juan era un chico muy alegre y amante de los animales. Siempre soñaba con tener un perro al que pudiera cuidar y jugar con él todos los días. Pero sus papás no estaban de acuerdo.
"Juan, ya te dijimos que no podemos tener un perro en casa", dijo su mamá mientras preparaba la cena. "Pero mamá, yo prometo cuidarlo bien y sacarlo a pasear todos los días", respondió Juan con tristeza en su voz.
"Lo siento hijo, pero tenemos que pensar en muchas cosas antes de tomar una decisión así", contestó su papá desde el living. A pesar de la negativa de sus padres, Juan seguía pensando en cómo podría convencerlos para adoptar un perro.
Un día, mientras caminaba por el parque cerca de su casa, vio a un perrito abandonado llorando detrás de unos arbustos. Sin pensarlo dos veces, se acercó al animalito para ayudarlo.
"¿Qué te pasa amigo? ¿Estás perdido?", preguntó Juan mientras acariciaba al pequeño perro. El cachorro lo miró con ojos tristes y movió la cola como si supiera que Juan quería ayudarlo. Decidió entonces llevarlo a casa para intentar convencer a sus padres de quedarse con él.
Cuando llegó a casa con el perrito entre sus brazos, sus padres se sorprendieron mucho. "¿Qué es eso Juan?", preguntó su mamá sin entender nada. "Es un perrito abandonado que encontré en el parque.
Quiero cuidarlo y darle amor como si fuera parte de nuestra familia", explicó Juan emocionado. Sus padres se miraron y dudaron un poco, pero al final aceptaron la propuesta de Juan. Entonces, los tres juntos ayudaron al perrito a recuperarse y lo adoptaron oficialmente.
Juan estaba muy feliz y agradecido con sus papás por haberle permitido tener un perro en casa.
Aprendió que no siempre es fácil conseguir lo que uno quiere, pero si se tiene paciencia y perseverancia, las cosas pueden cambiar para mejor. Desde ese día, Juan cuidó del perrito con amor y dedicación, sacándolo a pasear todos los días y jugando con él en el parque.
Y así fue como su hogar se llenó de alegría gracias a la llegada de su nuevo amigo animal.