Juan y su pez
Juan era un niño curioso y amante de los animales. Un día, mientras paseaba por el parque, encontró un pequeño pez plateado atrapado en un charco. Sin dudarlo, lo rescató y decidió llevárselo a casa en una pequeña pecera.
Al llegar, Juan colocó al pez en su habitación, prometiéndole que siempre lo cuidaría. El pez, al principio asustado, comenzó a confiar en Juan, quien se esforzaba por mantenerlo feliz y saludable.
"No te preocupes pequeño pez, aquí estarás a salvo y cuidado", decía Juan todos los días. El pez, con el tiempo, se acostumbró a su nueva vida y a la presencia de Juan.
Día tras día, Juan observaba cómo su pez nadaba alegremente, y se sentía feliz de haberlo salvado. Sin embargo, un día, el pez enfermó. Juan, preocupado, buscó información sobre cómo cuidarlo mejor y gracias a sus esfuerzos, el pez se recuperó.
Esta experiencia fortaleció el vínculo entre Juan y su pez, enseñándoles a ambos sobre la importancia de la responsabilidad y el cuidado mutuo. Finalmente, el pez se convirtió en un símbolo para Juan, recordándole que con amor y dedicación, cualquier ser vivo puede superar las dificultades.
"Gracias por enseñarme tanto, pequeño pez", dijo Juan, mientras observaba orgulloso a su amigo nadar en su pecera. Desde ese día, Juan y su pez continuaron viviendo juntos, enfrentando juntos todas las aventuras que la vida les deparara.
FIN.