Juana y el arcoíris mágico


Juana era una niña muy especial. Le encantaba pasar horas en su habitación, pintando sus sueños en lienzos blancos. Pero lo que más le gustaba pintar eran los arcoíris.

Con sus colores vibrantes y alegres, los arcoíris eran para Juana como una ventana a un mundo lleno de magia. Un día, mientras pintaba un arcoíris en un cuadro, algo increíble sucedió. "¡Mamá! ¡Mamá! Vení rápido, algo increíble pasó", gritó Juana emocionada.

Su mamá corrió a la habitación y quedó asombrada al ver que el arcoíris en el cuadro empezó a brillar y cobrar vida. "¡Es mágico!", exclamó Juana maravillada. El arcoíris se elevó del cuadro y se extendió por toda la habitación, llenándola de luz y color.

Juana y su mamá se abrazaron emocionadas. Desde ese día, Juana descubrió que tenía el don de hacer que sus pinturas cobraran vida.

Con la ayuda de su mamá, Juana empezó a pintar arcoíris en lienzos por toda la ciudad, llevando alegría y esperanza a las personas que los veían. Todos querían tener un cuadro con un arcoíris mágico de Juana. Y así, con su arte, Juana llenó el mundo de magia, color y felicidad.

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