Juana y el miedo al baño público



Había una vez una niña llamada Juana que tenía un gran problema: no se animaba a hacer popo en el baño. Siempre que sentía la necesidad, se retenía y esperaba hasta estar en casa para ir al baño.

Esto le causaba mucho malestar y dolor de estómago. Un día, Juana fue a jugar a la plaza con sus amigos. Después de un rato, sintió la necesidad de hacer popo pero como siempre, se retenía.

Sus amigos notaron que algo andaba mal y le preguntaron qué pasaba. "¿Qué te pasa Juana? ¿Te duele algo?"- preguntó su amiga Sofía. "No sé...

siento ganas de hacer popo pero no me animo a ir al baño"- respondió Juana con timidez. Sus amigos trataron de ayudarla dándole consejos para vencer su miedo. Le dijeron que no había nada malo en usar el baño público y que todos lo hacían sin problemas. Pero aún así, Juana seguía asustada.

Fue entonces cuando apareció el señor Juancho, un anciano muy sabio del barrio.

Al ver la situación, decidió acercarse y ofrecer su ayuda:"Hola niños ¿qué pasa aquí? Veo que tu amiguita tiene un problema"- dijo el señor Juancho mientras se agachaba para hablar con ellos. Los niños explicaron la situación y le pidieron ayuda al señor Juancho. Él les contó una historia sobre cuando él era chico y también tenía miedo de usar los baños públicos.

"Yo también tenía miedo cuando era chico" -confesó el Señor Juancho"Pero un día entendí que era normal y que no había nada malo en usar el baño público. Desde entonces, nunca más tuve miedo".

Juana escuchaba atentamente la historia del señor Juancho y poco a poco fue sintiéndose más segura. Finalmente decidió hacer popo en el baño de la plaza con ayuda de sus amigos y del sabio anciano.

Y así, Juana aprendió una importante lección: que todos tenemos miedos pero que podemos superarlos con la ayuda de nuestros amigos y de personas sabias como el señor Juancho. Desde ese día, nunca más se retenía cuando tenía ganas de ir al baño y se sentía mucho mejor.

La moraleja es que debemos aprender a vencer nuestros miedos para poder disfrutar plenamente de la vida. Y siempre hay alguien dispuesto a ayudarnos si lo necesitamos.

FIN.

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