Juana y el Primer Día de Clases



Era un hermoso día de primavera y Juana, una niña de 5 años, estaba a punto de empezar su primer día en el colegio. Sus piernas no la dejaban caminar como a los demás, pero eso no le quitaba la emoción de conocer a nuevos amigos. Mientras su mamá la llevaba de la mano, Juana miraba todo con ojos grandes y brillantes. "¿Y si los chicos no quieren jugar conmigo?" - preguntó Juana, sintiendo un cosquilleo en la pancita. Su mamá sonrió y le respondió: "Estoy segura de que les encantarás, Juana. Todos somos diferentes, y eso es lo que nos hace especiales".

Cuando llegó al aula, Juana se sentó en una silla adaptada, y de repente, una niña llamada Lola se acercó a ella. "Hola, soy Lola. ¿Te gustaría jugar a hacer un dibujo juntos?" - preguntó con una gran sonrisa. Juana, un poco nerviosa pero animada, aceptó. Juntas dibujaron un gigantesco sol amarillo y un mar lleno de peces. Todos los niños se acercaron curiosos para ver su obra de arte y empezaron a aplaudir. "¡Qué lindo dibujo!" - exclamó un niño. Juana sintió que su corazón latía de felicidad.

A medida que pasaban los días, Juana se dio cuenta de que podía hacer muchas cosas, igual que sus compañeros. Aprendió a jugar con ellos usando su imaginación y todos la aceptaron tal como era. Un día, en el recreo, Juana propuso un juego nuevo: "Juguemos a las carreras, pero con un giro divertido. ¡El primero que llegue a la esquina debe cantar una canción!" Todos rieron y comenzaron a jugar, disfrutando de cada momento. Juana sonrió, feliz porque no solo había encontrado amigos, sino que también había descubierto que ser diferente era algo maravilloso. Desde ese día, Juana nunca volvió a sentir miedo al ir al colegio, ¡cada jornada estaba llena de nuevas aventuras!

FIN.

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