Juana y la Gran Aventura del Capo



Era un hermoso día de primavera cuando Juana, una niña aventurera y curiosa, decidió visitar a su prima Sofía en el campo. Juana siempre había oído historias sobre lo divertido que era jugar en el campo, donde podía correr libremente, sentir la brisa fresca y explorar nuevos lugares.

Al llegar, Sofía la recibió con una gran sonrisa. "¡Juana! ¡Qué alegría verte! Hoy vamos a hacer algo increíble!"-

"¿Qué es, Sofía?"- preguntó Juana, con los ojos brillantes de emoción.

"¡Vamos a buscar un tesoro escondido! He oído que hay un viejo mapa en el granero de abuelo, y según dicen, lleva a un lugar lleno de sorpresas"- explicó Sofía.

Ambas chicas se pusieron manos a la obra y se apresuraron al granero. Encontraron un mapa viejo y desgarbado. "¡Mirá! Aquí dice que tenemos que seguir el sendero de flores amarillas hasta el arroyo y luego girar a la izquierda hacia el bosque"- dijo Sofía.

Emocionadas, las primas comenzaron su aventura. Mientras caminaban, Juana se detuvo a admirar las flores que bordeaban el sendero. "Son preciosas, Sofía. ¿Te imaginas cuántas cosas podemos descubrir si nos detenemos un momento y miramos a nuestro alrededor?"- dijo, tocando suavemente una flor.

"¡Claro, Juana! Pero el tesoro nos espera. Vamos, que hay mucho por descubrir"- respondió Sofía, tirando de su prima para que no se quedara atrás.

A medida que avanzaban, se encontraron con un arroyo claro y burbujeante. El sonido del agua era tan relajante que las niñas decidieron hacer una pausa. Se sentaron en una piedra y empezaron a jugar con pequeños troncos que flotaban.

"¿Sabes qué? Aunque estamos buscando un tesoro, a veces las pequeñas cosas son las que nos traen más felicidad"- reflexionó Juana, mirando el agua.

"Tienes razón, Juana. Pero el mapa dice que sigamos adelante. Después de todo, el tesoro puede ser algo sorpresa"- respondió Sofía, que estaba decidida a continuar.

A seguir el mapa, las chicas llegaron al bosque. Era un lugar mágico, lleno de árboles altos y animales que se movían por el suelo. De repente, un pequeño zorro apareció frente a ellas. "¡Hola, pequeñas aventureras!"- dijo el zorro, sorprendiéndolas.

"¿Un zorro que habla?"- gritó Juana, con asombro.

"Sí, y estoy aquí para ayudarles a encontrar su tesoro. Pero primero, deben resolver una adivinanza"- anunció el zorro.

Sofía y Juana se miraron emocionadas. "¡Queremos intentarlo!"- dijeron al unísono. El zorro sonrió y dijo: "Aquí va: En invierno soy frío, en verano soy cálido. En tus manos me puedes llevar; siempre estoy presente, pero nunca me puedes tocar. ¿Qué soy?"-

"Es el tiempo!"- exclamó Juana.

"Correcto. Ustedes son inteligentes y valientes. Ahora les enseñaré el camino hacia el tesoro"- dijo el zorro, señalando un sendero oculto entre los árboles.

Al llegar a un claro iluminado por el sol, encontraron un cofre antiguo cubierto de hiedra. Las chicas abrieron el cofre con entusiasmo. Dentro había juguetes, libros y dulces.

"¡Mirá todo lo que hay!"- gritó Sofía.

"Esto es espectacular, pero creo que el verdadero tesoro fue nuestra aventura juntas y todo lo que aprendimos"- sonrió Juana, mientras abrazaba a su prima.

Regresaron a casa con el cofre lleno de sorpresas y el corazón rebosante de alegría. Desde ese día, Juana y Sofía supieron que las verdaderas aventuras están en los momentos compartidos y la curiosidad de descubrir el mundo que las rodea.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!