Juana y la magia de la amistad



En un pequeño barrio de Buenos Aires vivía Juana, una mamá muy especial que siempre tenía una sonrisa para ofrecer. Tenía una hija encantadora, Sofía, quien era conocida por su risa contagiosa y su gran imaginación. Un día, mientras Juana preparaba el desayuno, Sofía entró dando saltos.

"¡Mamá! ¡Hoy quiero hacer algo divertido!" - exclamó Sofía.

"¿Qué tienes en mente, mi amor?" - preguntó Juana, mientras le servía un vaso de leche.

"Quiero ser una exploradora por un día. ¡Vamos a buscar tesoros en el parque!" - decidió Sofía, con sus ojos brillando de emoción.

"¡Me encanta la idea! Pero primero, necesitamos un mapa para nuestra búsqueda. ¿Qué te parece si lo dibujamos juntas?" - sugirió Juana, sonriendo.

Las dos se sentaron a la mesa y dibujaron un gran mapa del parque, marcando lugares donde podrían encontrar sus 'tesoros': en el árbol grande, la fuente, y debajo del banco amarillo.

Al llegar al parque, Sofía estaba repleta de energía y emoción. No podía esperar para encontrar los tesoros.

"Mira, mamá, ¡el árbol grande!" - gritó Sofía, corriendo hacia él. Erguida sobre una piedra, empezó a buscar.

"Ten cuidado, pequeña exploradora. No queremos que te lastimes. ¡Busca con cuidado!" - advirtió Juana, con cuidado.

Después de un rato de búsqueda, Sofía encontró algo oscuro entre las raíces del árbol. Era una caja de madera cubierta de tierra.

"¡Mirá lo que encontré!" - exclamó, con sus ojos deslumbrantes.

"¡Qué descubrimiento! ¡Ábrelo!" - dijo Juana, emocionada.

Dentro de la caja había un montón de piedras de colores, entre ellas una amarilla brillante.

"¡Son tesoros de la naturaleza!" - dijo Sofía, sonriendo. "Y esta, es la más linda, parece un sol".

Juana se emocionó pensando en que a veces, los tesoros no son cosas costosas, sino momentos compartidos e historias que contar.

De repente, un grupo de niños se acercó a ellas, intrigados por lo que estaban haciendo.

"¿Puedo ver?" - preguntó uno de los niños, acercándose.

Sofía sonrió tímidamente, pero Juana la animó.

"Claro, vení a ver. Encontramos tesoros naturales. ¿Te gustaría buscar con nosotras?" - invitó Juana.

Los niños comenzaron a explorar juntos, cada uno con su propio sentido de aventura. Juana, observando, se dio cuenta de que el parque se convertía en un lugar de amistad y colaboración.

"¡Miren, encontré una piedra en forma de estrella!" - gritó un niño.

"Y yo, un caracol muy colorido" - dijo otro.

Todos compartían lo que encontraban, creando un espacio donde las risas y los juegos se multiplicaban. Juana se sintió orgullosa de que su hija hubiera abierto el corazón a nuevas amistades.

Pasadas unas horas, Juana observó cómo todos los niños estaban sentados en círculo, mostrando sus hallazgos.

"¿Así que todos tienen sus propios tesoros?" - preguntó Juana, sentándose con ellos.

"Sí, pero el mejor tesoro de todos, es ser amigos" - respondió Sofía, mientras sonreía ampliamente.

Juana se sintió emocionada al escuchar las palabras de su hija y decidió que no podían terminar su día de exploración así.

"¿Qué les parece si hacemos una pequeña ceremonia de ‘Tesoro de la Amistad’?" - sugirió Juana.

Los niños se miraron curiosos.

"¿Qué es eso?" - preguntó uno.

"Cada uno de ustedes elegirá su tesoro favorito y lo dejará aquí en este lugar mágico del parque, para que otros niños puedan encontrarlo y compartirlo también" - explicó Juana.

La idea fascinó a los pequeños. Cada uno eligió su piedra o concha, y la colocaron en un pequeño montículo, creando un ‘jardín de la amistad’. Al final, se hicieron una promesa.

"Prometemos ser amigos y jugar juntos siempre que podamos" - dijeron a coro, sonriendo.

Juana sonrió, sintiéndose feliz al ver cómo su hija había logrado unir a los niños. Cuando regresaron a casa, Sofía se quedó pensando en su día mágico.

"¿Mamá, podemos volver al parque mañana para seguir buscando tesoros?" - preguntó Sofía.

"Claro que sí, mi amor. A veces, los tesoros más importantes son los amigos que hacemos en el camino" - respondió Juana, abrazando a su hija con mucho amor. Y así, Juana y Sofía aprendieron que la verdadera magia de la vida está en la amistad y en compartir momentos felices con los demás.

FIN.

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