Juancho, el cocodrilo amigo
Había una vez en un pueblo junto al río, un perro llamado Firulais que vivía en una casita cerca del agua. Un día, mientras Firulais jugaba en la orilla del río, se encontró con un cocodrilo llamado Juancho.
En lugar de asustarse, Firulais decidió acercarse y entablar una conversación. -¡Hola, soy Firulais! ¿Y tú quién eres? -Soy Juancho, un cocodrilo. ¿Quieres ser mi amigo? -preguntó Juancho con una sonrisa.
Firulais dudó un poco al principio, pero luego decidió darle una oportunidad a Juancho. A partir de ese día, Firulais y Juancho se convirtieron en los mejores amigos. Juntos, descubrieron las maravillas del río y sus alrededores.
Juancho, a pesar de ser un cocodrilo, siempre cuidaba de Firulais y se aseguraba de que estuviera a salvo. Firulais, por su parte, enseñó a Juancho a jugar a la pelota y a correr por el campo. La amistad entre Firulais y Juancho demostró que la verdadera amistad no conoce de diferencias.
A pesar de ser muy distintos, se apoyaban mutuamente y se divertían juntos.
Los demás animales del pueblo al principio se mostraron escépticos ante la amistad entre un perro y un cocodrilo, pero al ver lo felices que eran juntos, aprendieron a aceptar las diferencias y a valorar la amistad en todas sus formas. Firulais y Juancho demostraron que la verdadera amistad puede superar cualquier obstáculo, incluso si se trata de un cocodrilo y un perro.
Juntos, vivieron muchas aventuras y enseñaron a todos que la amistad no tiene límites ni fronteras.
FIN.