Juancito y el bosque misterioso



Era un día soleado y Juancito decidió explorar el bosque que estaba cerca de su casa. Desde pequeño, había escuchado historias sobre lo maravilloso y, a veces, aterrador que podía ser ese lugar. Con su mochila llena de galletitas y su libreta de dibujo, se puso su gorra y se aventuró en la espesura de los árboles.

Mientras caminaba, Juancito admiraba las altas copas de los árboles que parecían tocar el cielo. De repente, escuchó un ruido. "¿Qué fue eso?" - pensó, con un escalofrío recorriendo su espalda. Su corazón empezó a latir más rápido.

Decidido a no dejarse vencer por el miedo, miró a su alrededor. "Puede ser un animalito", se dijo a sí mismo. "Nada de qué preocuparse". Pero el ruido volvió a sonar, esta vez más cerca. Juancito dio un paso atrás y casi se cayó.

Un pequeño conejo salió de detrás de un arbusto. "¡Hola, amigo!" - dijo Juancito, aliviado. "No sabía que había conejos en este bosque". El conejo, asustado al principio, se fue acercando poco a poco. "No te asustes, yo sólo estoy explorando" - le dijo Juancito.

El conejo parecía curioso y decidió acompañar a Juancito en su aventura. Mientras caminaban juntos, Juancito empezó a sentirse más valiente. "¡Esto es genial!" - exclamó. "El bosque no es tan aterrador con un amigo a mi lado".

De repente, llegaron a un claro donde había un lago brillante. "¡Mirá esto, amigo!" - dijo Juancito emocionado, mientras sacaba su libreta. "Voy a dibujar este lugar mágico". Mientras dibujaba, vio algo moverse en el agua. "¿Qué será eso?" - se preguntó intrigado.

Justo entonces, apareció una linda tortuga que asomó su cabeza. "¿Quién está aquí?" - preguntó la tortuga en un tono amable. Juancito no podía creer lo que estaba pasando. "Soy Juancito, y él es mi amigo conejo. Estamos explorando el bosque".

La tortuga sonrió. "El bosque es un lugar lleno de sorpresas. Pero siempre recuerda, si alguna vez te sientes asustado, trata de ser valiente y recuerda que siempre puedes buscar ayuda. A veces lo que parece aterrador es sólo algo que no conocemos".

Juancito escuchaba atentamente. "Gracias, tortuga. Nunca pensé que el bosque pudiera ser tan lindo. ¡Voy a contarle a mis amigos sobre esto!" Y mientras dibujaba, se dio cuenta de que la aventura lo había hecho más valiente.

Antes de regresar a casa, Juancito se despidió de la tortuga y el conejo. "¡Tienen que venir a jugarme algún día!" - gritó. "Claro, nos encantará" - respondió el conejo.

Cuando llegó a casa, Juancito no solo trajo consigo hermosos recuerdos, sino también una valiosa lección sobre la valentía y la amistad. "¡Mamá! ¡El bosque es increíble!" - le contó entusiasmado. "A veces nada más es cuestión de enfrentarse a lo desconocido, y ver lo que hay para descubrir".

Desde aquel día, cada vez que Juancito sentía miedo, recordaba al conejo y a la tortuga y se aventuraba a explorar con valentía, siempre con una sonrisa en su rostro.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!