Juancito y la Fuente de las Plantas Purificadoras



En un pequeño pueblo llamado Las Lomas, la vida transcurría tranquila y apacible. Sin embargo, un día algo inesperado sucedió: el agua potable comenzó a escasear.

Los habitantes de Las Lomas se alarmaron al darse cuenta de que no tenían suficiente agua para sus necesidades diarias. La razón detrás de esta crisis era la mala administración de la potabilizadora de Los Algarrobos, la cual proveía de agua a toda la comunidad.

El encargado de la planta, el Sr. González, había descuidado las tareas de mantenimiento y limpieza necesarias para garantizar un suministro adecuado de agua potable. Los vecinos estaban preocupados y no sabían qué hacer.

Fue entonces cuando Juancito, un niño curioso y valiente, decidió tomar cartas en el asunto. Con tan solo diez años, Juancito era conocido por su ingenio y su espíritu solidario.

Un día, mientras paseaba por el pueblo en busca de una solución, Juancito se encontró con Doña Rosa, una anciana sabia que vivía en las afueras del pueblo. Doña Rosa era conocida por sus remedios caseros y sus consejos acertados.

"¡Doña Rosa! ¿Ha escuchado sobre la falta de agua en Las Lomas? ¡Necesitamos encontrar una solución pronto!", exclamó Juancito con preocupación. Doña Rosa lo miró con ternura y le respondió: "Sí, querido Juancito. He oído sobre este problema. Pero recuerdo que cerca del arroyo hay unas plantas llamadas —"purificadoras" .

Si las llevamos a la potabilizadora podrían ayudar a limpiar el agua". Juancito asintió emocionado ante esta idea y corrió hacia el arroyo para recolectar las plantas purificadoras. Con mucho esfuerzo logró llevarlas hasta la potabilizadora donde se encontraba el Sr. González. "Sr.

González, estas plantas pueden ayudarnos a limpiar el agua y resolver nuestro problema", dijo Juancito mostrándole las plantas con entusiasmo. El Sr.

González, sorprendido por la iniciativa del niño, decidió probar colocando las plantas en los tanques de almacenamiento de agua. Para sorpresa de todos, al cabo de unos días el agua volvió a fluir cristalina y pura por los grifos del pueblo.

Las familias de Las Lomas celebraron felices esta victoria gracias al ingenio y determinación de Juancito y a la sabiduría de Doña Rosa. Desde ese día en adelante, tanto los habitantes como el Sr.

González aprendieron la importancia del cuidado y mantenimiento adecuado del sistema hídrico para garantizar un suministro constante de agua potable para todos. Y así concluyó esta historia inspiradora donde una crisis se convirtió en una oportunidad para aprender a trabajar juntos por el bien común.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!