Juanfran y el Jardín de Todas las Colores



Había una vez en un pequeño barrio de Buenos Aires, un niño llamado Juanfran. Juanfran era un niño especial, con una mente llena de imaginación y un corazón que amaba las aventuras.

Un día, mientras exploraba su jardín, Juanfran se encontró con una puerta misteriosa cubierta de enredaderas. Curioso como era, decidió abrirla. Cuando lo hizo, se encontró con un fantastical jardín lleno de flores de todos los colores.

"¡Wow! ¡Mirá cuántas flores hay!" - exclamó Juanfran con los ojos brillantes.

En el jardín, había un grupo de animales que estaban trabajando juntos para preparar una gran fiesta. Había un conejo, una tortuga y un loro.

"Hola, Juanfran!" - dijo el conejo, que se llamaba Rocco. "¿Quieres ayudarnos a preparar nuestra fiesta?"

"¡Sí! ¡Me encanta ayudar!" - respondió Juanfran emocionado.

Rocco le explicó que cada animal tenía una tarea especial y que necesitaban la ayuda de alguien con ideas diferentes.

"Yo puedo hacer las invitaciones usando mis colores favoritos!" - sugirió Juanfran.

Los animales se miraron y sonrieron.

"¡Eso es genial!" - gritaron todos a la vez. "Tus ideas son siempre diferentes y sorprendentes".

Mientras Juanfran elaboraba invitaciones de colores, una tortuga llamada Tula se acercó.

"A veces, siento que soy muy lenta y eso me pone triste. No puedo hacer las cosas tan rápido como los demás..." - confiesa Tula.

"Pero tu lentitud es lo que hace que cada detalle que ves sea especial. Cada flor, cada hoja, ¡todo es importante!" - le aseguró Juanfran.

Con palabras llenas de entusiasmo, Juanfran le mostró a Tula cómo su manera de ver el mundo podía ser valiosa. La tortuga sonrió y se sintió más segura.

Mientras ellos trabajaban, el loro llamado Pico les interrumpió.

"¡Yo quiero cantar en la fiesta! Pero tengo miedo de no ser lo suficientemente bueno."

"Cantar es sobre compartir lo que sientes. No necesitas ser el mejor, solo necesitas ser tú!" - le animó Juanfran.

Juanfran, Rocco y Tula ayudaron a Pico a descubrir su voz y juntos crearon una hermosa melodía que resonó por todo el jardín.

Cuando la fiesta comenzó, todos los animales invitaron a otros a unirse. Había ranas, ardillas y hasta un gato que les traía sorpresas. Juanfran se sintió muy emocionado viendo a todos juntos.

"¡Miren! Todos somos diferentes, pero juntos hacemos algo maravilloso" - dijo Juanfran.

De repente, vieron a un mariposa muy triste en una esquina.

"¿Qué te pasa?" - preguntó Juanfran acercándose.

"Soy diferente y no tengo colores brillantes como las otras mariposas. No sé si debo asistir a la fiesta" - susurró con un hilo de voz.

"Ese es el mejor motivo para venir!" - exclamó Juanfran. "Tus colores son especiales. Eres única, y eso te hace maravillosa".

La mariposa se animó y decidió unirse a la fiesta, luciendo sus colores con orgullo. Todos los animales, junto a Juanfran, celebraron no solo su diversidad, sino también la amistad.

Al caer la tarde, cuando la fiesta terminaba, Juanfran supo que ser diferente era su mayor fortaleza. Mirando a su alrededor, estaba rodeado de amigos que se querían por lo que eran.

Desde ese día, Juanfran volvió a su casa con una gran sonrisa en el rostro, sabiendo que el jardín de la inclusión era un lugar donde todos, sin importar sus diferencias, eran bienvenidos. Y así, el pequeño Juanfran, con su corazón grande y su mente creativa, hizo del mundo un lugar más colorido y lleno de amor.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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