Juanita, la niña que marca la diferencia



mucho. Juanita era una niña muy curiosa y siempre buscaba aprender cosas nuevas. Le encantaba explorar el bosque cercano a su casa y descubrir los secretos de la naturaleza.

Un día, mientras caminaba por el bosque, escuchó un ruido extraño que venía de un árbol. Se acercó sigilosamente y vio a un pequeño pajarito atrapado en una rama. -¡Pobrecito! -exclamó Juanita-.

¡Tienes que estar asustado! Con mucho cuidado, Juanita liberó al pajarito de la rama y lo sostuvo en sus manos. El pajarito parecía agradecido y comenzó a cantarle una melodía hermosa. -Gracias por salvarme -dijo el pajarito-. Mi nombre es Pipi, ¿y tú? -Soy Juanita -respondió ella con una sonrisa-.

Me encanta ayudar a los demás seres vivos. Desde ese día, Juanita se hizo amiga de Pipi y juntos exploraban el bosque todos los días. Aprendieron sobre las diferentes especies de árboles, plantas y animales que habitaban allí.

Un día, mientras jugaban cerca del río, escucharon unos gritos desesperados provenientes del otro lado del agua. Rápidamente corrieron hacia allí y vieron a un perro ladrando angustiado desde una roca en medio del río.

-¡Ayuda! ¡Estoy atrapado aquí! -gritó el perro. Juanita no dudó ni un segundo y se lanzó al agua para rescatarlo. Con valentía nadó hasta la roca y llevó al perro de vuelta a la orilla. El perro, llamado Max, estaba muy agradecido.

-¡Eres una heroína! -dijo Max emocionado-. Gracias por salvarme. Juanita sonrió y respondió: -No hay de qué. Me encanta ayudar a los demás. Después del rescate, Juanita se hizo amiga de Max y juntos formaron un equipo inseparable.

Ayudaban a las personas mayores en el pueblo, plantaban árboles para cuidar el medio ambiente y siempre estaban dispuestos a dar una mano cuando alguien lo necesitaba.

Un día, mientras caminaban por el pueblo, vieron a un niño triste sentado en un banco del parque. Se acercaron para preguntarle qué le pasaba. -Me llamo Mateo y todos me molestan porque no sé leer bien -dijo el niño con voz baja-. No quiero ir más a la escuela.

Juanita miró fijamente a Mateo y le dijo: -No te preocupes, puedo ayudarte. Aprenderemos juntos y pronto serás todo un experto en lectura. Desde ese día, Juanita dedicó su tiempo libre a enseñarle a Mateo cómo leer correctamente.

Juntos superaron los obstáculos y poco a poco Mateo ganó confianza en sí mismo. Gracias al esfuerzo de Juanita, Mateo logró mejorar sus habilidades de lectura e incluso comenzó a disfrutarla.

Los demás niños dejaron de molestarlo y se convirtieron en amigos que también querían aprender junto con él. La historia de Juanita se difundió por todo el pueblo y la gente empezó a llamarla "Juanita, la niña que ayuda a todos".

Juanita se sentía feliz y orgullosa de poder hacer una diferencia en la vida de las personas y los animales. Y así, Juanita siguió creciendo y ayudando a los demás. Siempre recordaba que el verdadero valor estaba en brindar amor y apoyo a quienes lo necesitaban.

Y aunque era pequeña, su corazón era tan grande como el mundo entero.

FIN.

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