Juanita, la valiente galleta de jengibre



Había una vez en un pequeño pueblo, una galleta de jengibre que se llamaba Juanita. Juanita era diferente a las demás galletas, pues tenía la capacidad de moverse y correr a gran velocidad.

A pesar de ser muy rápida, siempre se sentía triste y sola porque nadie quería jugar con ella. Un día, mientras corría por el bosque, escuchó unos sollozos provenientes de un árbol cercano.

Se acercó sigilosamente y descubrió a un pajarito atrapado entre las ramas. Sin dudarlo, Juanita utilizó su velocidad para trepar por el árbol y liberar al pajarito. "¡Gracias, Juanita! Eres increíblemente veloz", dijo el pajarito emocionado. Desde ese momento, el pajarito y Juanita se convirtieron en grandes amigos.

Juntos exploraban el bosque, jugaban y ayudaban a los demás animales que lo necesitaban. La noticia sobre la valentía y rapidez de Juanita se extendió por todo el pueblo, generando admiración entre los habitantes.

Un día, mientras recorrían el bosque en busca de aventuras, escucharon gritos desesperados cerca del río. Al acercarse vieron a un conejito que estaba a punto de caer al agua turbulenta.

Sin pensarlo dos veces, Juanita corrió a toda velocidad hasta llegar al borde del río y logró agarrar al conejito justo a tiempo. "¡Eres nuestra heroína, Juanita!", exclamaron los animales del bosque que habían presenciado la hazaña.

A partir de ese día, todos en el pueblo reconocieron la importancia de aceptar las diferencias y valorar las habilidades únicas de cada uno. La historia de la galleta de jengibre veloz se convirtió en un ejemplo inspirador para todos los niños del lugar.

Juanita finalmente entendió que su rapidez no solo le permitía correr velozmente, sino también ayudar a quienes lo necesitaban. Ya no se sentía sola ni incomprendida; ahora sabía que su don especial era una bendición que le permitiría marcar la diferencia en su comunidad.

Y así fue como la galleta de jengibre corre demostró que no importa cuán diferentes seamos o qué talentos poseamos; lo importante es usarlos para hacer el bien y traer alegría a quienes nos rodean.

FIN.

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