Juanita y el miedo a la frustración
Era un día soleado en el pequeño barrio de Juanita. La nena de cinco años siempre se despertaba con una sonrisa, pero había algo que la preocupaba. Juanita tenía un gran miedo: el miedo a la frustración. No le gustaba intentar cosas nuevas porque temía no salir bien, así que prefería quedarse en casa jugando con sus juguetes.
Un día, su mamá le dijo:
"Juanita, hoy vamos a ir al parque a jugar con algunos amigos. Allí hay un tobogán enorme y columpios muy divertidos. Puedes hacer lo que quieras."
Juanita respondió, con un puchero:
"Pero, mami, ¿y si no puedo bajarme del tobogán? ¿Y si me caigo?"
"Todos nos caemos a veces, pero eso no significa que no valga la pena intentarlo", le explicó su mamá sonriendo.
"Pero… y si me siento frustrada…"
"Juanita, la frustración también es parte de aprender. Cuando intentas algo nuevo y no te sale a la primera, puedes aprender a hacerlo mejor la próxima vez. ¡Vamos! Te va a encantar."
Un poco dudosa, Juanita decidió acompañar a su mamá al parque. Cuando llegaron allí, vio a sus amigos jugando y riendo. En el parque había un enorme tobogán. Al principio, Juanita se sentó en un columpio y observó a los demás jugar.
De repente, su amiga Lila se acercó.
"¡Hola, Juanita! ¿No vas a venir a jugar al tobogán? ¡Es súper divertido!"
"No, creo que no voy a poder. Tengo miedo de caerme y sentirme mal…"
Lila, que siempre era muy optimista, le dijo:
"Así es como aprendemos. ¡Mirame a mí! Me caí varias veces antes de deslizarme bien. ¡Y no me dolió tanto! También te puedo ayudar."
Con un poco más de confianza, Juanita se acercó al tobogán, pero al ver lo alto que era, le dio miedo y retrocedió. Justo en ese momento, su amigo Tobi pasó corriendo y le dijo:
"Vamos, Juanita. Si te caes, sólo es un rasguño. ¡Es como un pequeño beso del suelo! No pasa nada."
Juanita se quedó pensando y observando a sus amigos deslizarse. Después de un rato, decidió probar. Subió por la escalera y, al llegar arriba, sintió una mezcla de emoción y miedo.
"¡Ay, no sé si hacerlo!" dijo Juanita temblando.
"De a poquito, Juanita, sólo piensa en lo divertido que será. Y si te caes, ¡te levantás!" La alentó Lila.
"¡Sí! Como un superhéroe. ¡A la cuenta de tres!"
Contó con sus amigos:
"Uno... dos... tres... ¡vamos!"
Y Juanita se deslizó. "¡Wooo!" gritó con alegría al bajar. Pero, al llegar al final, perdió el equilibrio y cayó al suelo. Con un llanto suave, se sentó en el piso. Le había dolido un poco, pero más que todo, se sentía frustrada.
Sus amigos la rodearon rápidamente.
"¿Estás bien, Juanita?" preguntó Tobi.
"No, no puedo hacer esto. No sé si volver a intentarlo…"
Lila se arrodilló a su lado y dijo con empatía:
"Es normal sentirse así. Todos nos hemos frustrado alguna vez. ¿Te acordás de cuando Tobi no podía hacer girar su peonza? ¡A veces sólo necesitamos práctica!"
"Yo una vez me vio caí por la rampa de la bicicleta y me raspeé un poco, pero luego lo intenté de nuevo. Ahora puedo andar todo el día sin caerme", agregó Tobi.
Juanita los miró y, aunque todavía tenía ganas de llorar, entendió que no estaba sola. Se levantó, sacudió el polvo de sus pantalones y con una voz más firme dijo:
"Tenés razón, ¡voy a intentarlo de nuevo!"
Subió al tobogán nuevamente, esta vez con más confianza y, aunque se resbaló un poco al bajar, llegó al final riendo.
"¡Lo hice! ¡Lo hice!" exclamó.
Todos sus amigos la aplaudieron y la llenaron de elogios. Juanita se sintió feliz y, aunque un poco agitada, comprendió que la frustración era parte del juego, del aprendizaje, y que cada intento la hacía más fuerte.
Al finalizar el día, su madre le preguntó qué había aprendido.
"Mami, hoy entendí que no hay que tenerle miedo a frustrarse. A veces puede pasar, ¡pero eso sólo me da ganas de intentar de nuevo!"
La mamá la abrazó con cariño.
"Así se habla, mi amor. Cada vez que intentas, te vuelves más valiente. Eso es lo que importa."
Desde ese día, Juanita ya no tuvo miedo de la frustración. Aprendió que cada caída era una oportunidad para levantarse y seguir adelante, así como en los juegos, donde la verdadera victoria estaba en disfrutar del proceso.
FIN.