Juanita y el Reloj Mágico
Era una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Alegre, donde vivía una niña llamada Juanita. A pesar de su corta edad, Juanita tenía un trabajo especial como maestra en la escuelita del pueblo. A todos los niños les encantaba asistir a sus clases, aunque había un pequeño problema: ¡Juanita siempre llegaba tarde!
Cada mañana, los chicos la esperaban en el patio, ansiosos por aprender. Pero cuando el reloj marcaba la hora de inicio, Juanita aún no había llegado. Los niños miraban a su alrededor y decían:
"¿Dónde estará Juanita hoy?"
"¡No puede ser! Ya pasó una hora desde que empezó la clase!"
Los más curiosos empezaron a murmurar. No era que a Juanita no le importara llegar a tiempo, ¡era todo lo contrario! Sin embargo, siempre había algo que la distraía en el camino. Unas mariposas hermosas, un perro que quería jugar, o una flor peculiar que debía observar.
Un día, mientras corría para llegar a clase después de una larga búsqueda de una mariposa de colores brillantes, tomó una calle que nunca había visto. De repente, se encontró frente a un viejo reloj de pie, muy elegante pero cubierto de polvo y telarañas.
"¿Quién eres?" - le preguntó Juanita a ese misterioso objeto.
Para su sorpresa, el reloj respondió:
"Soy el Reloj Mágico del Tiempo. Puedo ayudarte a nunca más llegar tarde a tu clase. Pero deberás aprender a ser responsable con tu tiempo."
Intrigada, Juanita escuchó al reloj mientras él le explicaba que tenía el poder de detener el tiempo por unos minutos, pero solo si prometía cumplir con un reto muy especial.
"¿Y cuál es ese reto?" - preguntó con curiosidad.
"Deberás aprender a organizar tu día y a no dejarte llevar por las distracciones. Si logras hacerlo, te daré un regalo: ¡yo te haré llegar a la hora!"
Así, Juanita decidió aceptar el reto. Durante toda esa semana, trató de organizarse y darse tiempos específicos para cada cosa que quería hacer. Cada mañana, se preparaba su material antes de salir, y decidió observar a las mariposas y jugar con los perros solo cuando tuviera tiempo después de la escuela.
Al final de la semana, Juanita incluso logró llegar al aula antes que todos los niños. Estaba tan emocionada que no podía esperar para contarles sobre su aventura con el reloj.
"Chicos, hoy les tengo una sorpresa gigante!" - dijo mientras esperaba que se acomodaran.
Los niños la miraron expectantes.
"¡He aprendido a llegar a tiempo!" - proclamó.
Todos aplaudieron. Desde ese día, Juanita se organizó mejor. No solo llegó a tiempo a la escuela, sino que también disfrutó más de cada momento, ya que ahora sabía cómo administrar su tiempo.
Los días pasaron y las clases de Juanita se llenaron de risas y aprendizaje. Sin embargo, cada vez que veía un reloj, recordaba su encuentro con el Reloj Mágico y agradecía por haber aprendido una valiosa lección sobre la importancia de ser responsable con su tiempo.
Eventualmente, los días de espera en el patio quedaron atrás, y Juanita se convirtió en la maestra más querida de Villa Alegre. Y como recompensa, el Reloj Mágico siguió brillando en su mente, recordándole que el tiempo es un amigo valioso si uno sabe cómo usarlo bien.
FIN.