Juanito y el arte de guardar sus cosas



Juanito siempre había sido un niño muy inquieto y desordenado. Sus juguetes estaban por todas partes, en el piso, en la cama, en la mesa.

Su mamá estaba cansada de decirle que los guardara pero Juanito nunca le hacía caso.

Un día, mientras jugaba con sus amigos en el parque, uno de ellos le preguntó: "¿Por qué no guardas tus juguetes después de jugar?" Juanito se quedó pensando y se dio cuenta de que nunca había considerado esa opción. Cuando volvió a su casa ese día, decidió intentarlo. Tomó cada uno de sus juguetes y los colocó cuidadosamente en su lugar correspondiente.

Fue una tarea ardua pero al final del día, todo estaba en orden. La mamá de Juanito lo felicitó por su nueva habilidad y le dijo: "Siempre es mejor tener las cosas organizadas". Al día siguiente cuando llegaron del colegio, Albano (el hermano menor) estaba llorando porque no encontraba su osito favorito.

Juanito recordó lo difícil que era encontrar algo cuando las cosas están desordenadas y decidió ayudar a Albano a buscarlo.

Después de media hora buscando por toda la casa sin éxito alguno, Juanito recordó que Albano había estado jugando con el osito antes del almuerzo. Él fue directamente al comedor y allí estaba el osito debajo de la mesa. "¡Lo encontré!" gritó emocionado mientras levantaba al pequeño oso peluche.

Albano sonrió feliz mientras tomaba su osito favorita entre sus brazos. Desde ese momento Juanito entendió lo importante que era guardar las cosas en su lugar y decidió enseñarle a Albano como hacerlo. "Albano, si quieres encontrar tus juguetes rápidamente, debes guardarlos después de jugar.

Así siempre sabrás donde están". "¿Cómo hago eso?" preguntó Albano. Juanito le explicó que cada cosa tenía un lugar específico y que era importante ponerla allí cuando terminaban de jugar.

También le enseñó cómo doblar la ropa y colgarla en el armario. Los días siguientes, Juanito y Albano trabajaron juntos para mantener ordenada su habitación. Fue difícil al principio pero luego se convirtió en una rutina diaria sin problemas.

Un día, mientras la mamá de los niños estaba limpiando sus habitaciones se sorprendió al ver todo perfectamente organizado. Les preguntó a los chicos cómo lo habían logrado y ellos respondieron: "Es fácil mamá, solo hay que guardar las cosas después de usarlas".

La mamá sonrió felizmente mientras pensaba orgullosa "Mis hijos están aprendiendo a ser responsables".

FIN.

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