Juanito y el Gran Viaje a la Casa de Galleta



Era un día soleado en el barrio de Juanito, un niño curioso y aventurero al que le encantaba explorar. Un día, mientras paseaba por el parque, encontró un pequeño mapa en el suelo. Al abrirlo, vio dibujada una hermosa casa de galleta, y junto a ella, un coche deportivo brillante, un Lamborghini rojo.

"¿Qué será esto?", se preguntó Juanito, con los ojos llenos de emoción.

Decidió seguir el mapa, convencido de que le llevaría a la famosa Casa de Galleta que había escuchado en cuentos.

Tras un buen rato de caminata, Juanito llegó al Río Nilo, un hermoso río que parecía brillar al sol. Para su sorpresa, ahí había un Lamborghini aparcado, con las puertas abiertas y un grupo de niños riendo y jugando dentro.

"¡Hola! ¿Puedo jugar con ustedes?"

Preguntó Juanito, sintiendo que había hecho nuevos amigos.

"¡Claro!", dijo una niña con una camiseta amarilla. "Nos dirigimos a la Casa de Galleta.¿Quieres venir con nosotros?"

Juanito no podía creer su suerte. Siguió a sus nuevos amigos hasta el Lamborghini, donde se acomodó en el asiento trasero. El conductor, un chico con una gran sonrisa, arrancó el motor y el coche salió disparado.

Mientras conducían, Juanito miraba por la ventana, disfrutando del paisaje. Pero de pronto, el coche empezó a dar vueltas y a zigzaguear. Todos se asustaron.

"¡¿Qué sucede? !"

gritó Juanito, preocupado.

"¡No se preocupen, amigos! ¡Solo necesito ajustar la CPU del coche!"

exclamó el niño piloto. Con una simple acción, presionó un botón en el tablero del Lamborghini. En cuestión de segundos, el automóvil se estabilizó, y todos lograron reírse aliviados.

Finalmente, llegaron a la Casa de Galleta. Era aún más impresionante de lo que Juanito había imaginado. Las paredes estaban cubiertas de galletas de todos sabores y colores, y el aire olía a chocolate caliente.

"¡No puedo creer que llegamos!", dijo Juanito, mientras se corría a la puerta de galleta de chocolate.

Al entrar, los niños vieron un festín de dulces. Sin embargo, de repente, la dueña de la casa, una amable señora que parecía un personaje de cuento, apareció.

"¡Bienvenidos, pequeños aventureros! Pero antes de que puedan probar mis galletas, deben superar un pequeño desafío. ¡Deben usar su creatividad!"

Los niños se miraron intrigados. La señora les explicó que tenían que crear una galleta especial para poder disfrutar de todas las demás.

Cada niño comenzó a experimentar con ingredientes: uno mezcló maní, otro eligió mermelada, y Juanito decidió hacer una galleta con chips de chocolate y un toque de canela. Mientras cocinaban, la señora les enseñó sobre la importancia de seguir las instrucciones y cuidar el medio ambiente, usando ingredientes naturales y reciclables para la decoración.

Tras un rato de risas y creatividad, llegó el momento de probar las galletas. La señora probó la de Juanito y sonrió.

"¡Deliciosa! Has aprendido bien los secretos de la cocina. Eres un gran chef, Juanito. Pero lo más importante es que trabajaron juntos y compartieron sus ideas. ¡Así es como se hacen grandes cosas!"

El grupo disfrutó de un hermoso día en la Casa de Galleta, haciendo nuevas amistades y aprendiendo valiosas lecciones sobre la creatividad y la unión. Al final, cuando el sol empezó a ocultarse, Juanito y sus amigos prometieron volver y seguir explorando juntos.

Así, Juanito regresó a su barrio con el corazón lleno de alegría y un nuevo lema: “La amistad, la creatividad y el trabajo en equipo son el mejor ingrediente para aventuras inolvidables.”

FIN.

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