Juanito y la valentía mágica
Había una vez en un pequeño pueblo llamado Belén, un niño llamado Juanito que tenía necesidades educativas especiales.
Juanito era muy curioso y siempre estaba dispuesto a aprender cosas nuevas, pero a veces se sentía triste porque pensaba que no podía hacer las mismas cosas que los demás niños. Un día, mientras paseaba por el campo, Juanito encontró a un grupo de amigos jugando y riendo juntos. Se acercó tímidamente y les preguntó si podía unirse a ellos.
Los niños lo miraron con curiosidad al principio, pero luego sonrieron y le dijeron que sí. "¡Claro que sí, Juanito! ¡Ven a jugar con nosotros!", exclamaron los niños emocionados.
Juanito se sintió tan feliz de ser aceptado que olvidó todas sus preocupaciones. Jugaron juntos durante horas, corriendo por el campo, explorando nuevos lugares y descubriendo tesoros escondidos. De repente, uno de los amigos de Juanito encontró una cueva misteriosa en la colina.
Todos decidieron entrar para ver qué había adentro. Al principio tenían miedo, pero recordaron que estaban juntos y eso les dio valor.
Dentro de la cueva encontraron algo increíble: ¡un antiguo libro lleno de historias asombrosas! Se sentaron en círculo y comenzaron a leer en voz alta. Cada página les enseñaba algo nuevo sobre el mundo y cómo enfrentar los desafíos con valentía.
"¡Miren chicos! Esta historia habla sobre un hombre llamado Jesús que ayudaba a los demás sin importar las dificultades", dijo uno de los niños emocionado. Juanito escuchaba atentamente cada palabra del relato y sintió una conexión especial con la historia de Jesús.
Aprendió que todos tenemos habilidades únicas para ayudar a quienes nos rodean y que la verdadera fuerza viene del corazón. Al salir de la cueva, el sol brillaba en lo alto y una sensación de paz invadió sus corazones. Habían vivido una aventura inolvidable juntos y se prometieron seguir siendo amigos para siempre.
Desde ese día, Juanito supo que no importa cuáles sean sus limitaciones o diferencias, siempre hay maneras de superar los obstáculos con amor y amistad.
Y así, cada Pascua recordaba la valiosa lección aprendida en aquella cueva: nunca estamos solos cuando caminamos juntos hacia la luz. Y colorín colorado este cuento ha terminado... ¡por ahora!
FIN.