Juanito y los héroes de la granja
en el campo. Su nombre era Juanito y siempre había soñado con pasar un verano lleno de aventuras en la granja.
Un día, cuando llegaron las vacaciones, sus padres decidieron cumplir su deseo y lo llevaron a la granja de su tío Ramón. Desde el momento en que Juanito puso un pie en la granja, se sintió maravillado por todo lo que veía a su alrededor.
Había caballos majestuosos corriendo libres por los prados, gallinas cacareando mientras buscaban comida y ovejas jugando entre sí. Juanito decidió explorar cada rincón de la granja para conocer mejor a todos los animales. Primero se acercó a las vacas y les preguntó: "¿Cómo están hoy?".
Las vacas le respondieron con un fuerte —"Muuu" que hizo reír al niño. Luego fue a visitar a los cerditos, quienes se encontraban revolcándose en el lodo.
Juanito les preguntó: "¿Por qué les gusta tanto ensuciarse?" Y uno de los cerditos respondió divertido: "-Nos encanta refrescarnos y jugar así". Después de pasar tiempo con cada animal de la granja, Juanito notó algo extraño. Los pollos no estaban tan animados como los demás.
Se acercó a ellos y preguntó preocupado: "-¿Están bien? No parecen muy felices". Uno de los pollos levantó la cabeza tristemente y respondió: ""No podemos salir del corral porque hay un agujero en la cerca y tenemos miedo de escaparnos".
Juanito no pudo soportar ver a los pollos tristes, así que decidió ayudarlos. Buscó algunas herramientas en el granero y reparó la cerca. Los pollos, al ver la nueva barrera segura, empezaron a saltar de alegría.
"-¡Gracias, Juanito! ¡Ahora podemos volver a explorar!". Animado por su éxito con los pollos, Juanito decidió seguir buscando oportunidades para hacer feliz a los animales de la granja.
Se dio cuenta de que las ovejas no tenían un lugar cómodo donde descansar y decidió construirles un cobertizo acogedor. Con cada acción amable que realizaba, Juanito se daba cuenta de lo gratificante que era ayudar a otros. Además, estaba aprendiendo sobre el cuidado de los animales y cómo ser responsable con ellos.
Un día, mientras alimentaba a los caballos junto a su tío Ramón, este le dijo: "-Juanito, estoy muy orgulloso de ti. Has demostrado ser un niño valiente y compasivo". Juanito sonrió ampliamente y respondió: ""Gracias tío Ramón.
Me encanta estar aquí en la granja y poder hacer felices a todos estos maravillosos animales". El verano llegaba a su fin y Juanito regresó a casa con muchas historias emocionantes para contarle a sus amigos.
Pero lo más importante fue el amor y respeto que cultivó por todos los seres vivos durante su tiempo en la granja. Desde ese momento en adelante, Juanito siempre recordaría aquel verano como uno lleno de aventuras inolvidables en compañía de sus nuevos amigos del campo.
Y aunque ya no estuviera físicamente en la granja, siempre llevaría consigo el amor y el cuidado que aprendió de los animales.
FIN.