Judith y el Bosque Encantado
Había una vez una niña llamada Judith que vivía en un pequeño pueblo al borde de un bosque encantado. Todos en el pueblo hablaban de las maravillas y misterios que habitaban en ese lugar mágico, pero a la vez advertían a los niños que nunca se adentraran sin un adulto. Un día, impulsada por su curiosidad, Judith decidió explorar el bosque.
Mientras caminaba entre los árboles altos y llenos de luz, Judith fue saludada por una pequeña ardilla que se le acercó.
"Hola, pequeña exploradora. ¿Qué haces aquí?" - preguntó la ardilla.
Judith sonrió y respondió:
"¡Hola! Estoy explorando el bosque, me parece un lugar maravilloso."
La ardilla, que se llamaba Lilo, dijo:
"¡Oh, sí! Este es un lugar especial. Pero, ¿sabes que aquí todo tiene su propio lenguaje? Las plantas, los animales, incluso el viento. Si prestas atención, puedes escucharlos."
Siguiendo el consejo de Lilo, Judith comenzó a escuchar los suaves susurros del viento entre las hojas y el cantar de los pájaros. Sin embargo, mientras se adentraba más en el bosque, se dio cuenta de que no todo era tan idílico. Una sombra oscura pasó volando sobre ella.
"¿Qué fue eso?" - preguntó Judith, con un poco de miedo.
"Eso es Boldo, el búho travieso. Le gusta asustar a los que no saben sobre este bosque. No te preocupes, en el fondo es amable. Vamos a hablar con él."
Judith, aunque dudosa, decidió seguir a Lilo. Cuando llegaron a la gran rama donde Boldo estaba posado, la ardilla dijo:
"¡Hola, Boldo! No le hagas miedo a nuestra amiga."
El búho miró a Judith con sus grandes ojos amarillos y rió,
"No quise asustarte. Solo quería que entendieras que en este bosque todo tiene un propósito, incluso los sustos."
Judith, curiosa, preguntó:
"¿Cuál es el propósito de asustar?"
Boldo respondió:
"A veces, el miedo nos ayuda a ser más valientes. Pero también queremos que aprendas a confiar en tus instintos. Cuando sientes miedo, respira profundo y busca en tu interior la fuerza para seguir adelante."
Judith pensó en eso mientras continuaba su aventura. Lilo y Boldo la guiaron a un claro donde había una hermosa fuente llena de agua cristalina. Allí, podía ver su reflejo y notó que había aprendido algo valioso esa tarde.
"¡Miren!" - exclamó Judith emocionada. "¡He aprendido a escuchar y a enfrentar mis miedos!"
"Sí, Judith. Cada aventura es una lección. Nunca olvides que puedes aprender de cualquier experiencia, incluso de las que parecen aterradoras."
Justo en ese momento, el cielo se oscureció, y comenzaba a llover. Judith sintió miedo nuevamente.
"¿Qué hago ahora? ¡No quiero mojarme!"
Lilo sonrió y dijo:
"Recuerda lo que aprendiste. En vez de huir, busquemos un refugio. ¡Sigamos!"
Judith decidió seguir a sus amigos y juntos encontraron una cueva donde pudieron resguardarse. Allí, se dieron cuenta que la lluvia era buena para el bosque, lo hacía crecer y florecer.
"En la vida, Judith, siempre habrá tormentas. Pero también siempre habrá un refugio si decidimos buscarlo y no rendirnos."
Finalmente, la lluvia paró y el sol salió nuevamente, iluminando todo el bosque. Judith se despidió de Lilo y Boldo, agradecida por lo que había aprendido en su excursión.
"Nos volveremos a ver, los extrañaré. ¡Gracias por ayudarme!" - dijo Judith.
Se despidió de sus nuevos amigos y regresó a casa, llevando consigo no solo la magia del bosque encantado, sino también una gran lección sobre la valentía y la búsqueda de refugio en los momentos de dificultad.
Desde ese día, cada vez que Judith sentía miedo, recordaba su aventura en el bosque encantado y se enfrentaba a sus temores con confianza.
Y así, llegó a ser conocida como la niña valiente del pueblo, que siempre encontraba la forma de resolver cualquier problema gracias a lo que había aprendido en su mágica experiencia.
FIN.