Juega con tu corazón



Había una vez un pequeño niño llamado Matías que amaba el fútbol. Era su pasión y soñaba con ser como Lionel Messi, el mejor jugador del mundo.

Un día, mientras jugaba en la plaza con sus amigos, vio a un chico mayor que los observaba desde lejos. Se acercó a ellos y les preguntó si querían jugar un partido de fútbol. Los niños aceptaron emocionados y comenzaron a jugar.

Matías se dio cuenta de que este chico era diferente. Tenía habilidades increíbles con la pelota y parecía imposible quitarle el balón. Al final del partido, Matías se acercó al chico para felicitarlo por su gran juego. - ¡Eres impresionante! ¿Cómo lo haces? -preguntó Matías admirado.

- Soy Ariel, pero algunos me llaman Messi -respondió el chico sonriendo-. He estado practicando mucho tiempo para llegar donde estoy ahora.

Matías quedó maravillado con las palabras de Ariel y decidió seguir sus consejos para mejorar su técnica en el fútbol. Todos los días iba a la plaza temprano antes de ir a la escuela para practicar dribling, pases precisos y tiros al arco.

Poco a poco fue mejorando gracias al esfuerzo y dedicación que ponía en cada entrenamiento. Pero aún sentía que le faltaba algo para llegar al nivel de Ariel o —"Messi" . Un día, mientras entrenaba solo en la plaza, sintió una presencia detrás de él.

Cuando se dio vuelta vio a Ariel parado allí sonriéndole. - Hola Mati, veo que estás mejorando mucho -dijo Ariel. - Gracias Messi, pero todavía me falta mucho para ser como tú -respondió Matías un poco desanimado.

- No te preocupes, todos tenemos un camino diferente en la vida. Tú tienes tus propias habilidades y talentos únicos que debes descubrir. No trates de ser como yo o como cualquier otro jugador famoso. Sé tú mismo y juega con tu corazón -aconsejó Ariel.

Matías se dio cuenta de que lo importante era seguir su propio camino y no compararse con los demás. A partir de ese momento, comenzó a jugar con más confianza y creatividad en el campo.

Un día, mientras jugaba un partido importante en su equipo local, Matías recibió el balón cerca del área rival. En lugar de intentar imitar las jugadas de Messi, decidió hacer su propio movimiento único para sorprender al defensor contrario.

Y funcionó: logró marcar un gol impresionante que llevó a su equipo a la victoria. Desde entonces, Matías entendió que cada uno tiene algo especial dentro de sí mismo y debe buscarlo para alcanzar sus metas.

Ya no quería ser —"Messi"  sino simplemente ser él mismo: un jugador apasionado por el fútbol con habilidades únicas e inigualables. Y así fue como Matías aprendió una gran lección gracias a la inspiración y sabiduría de Ariel —"Messi" .

Juntos demostraron que el fútbol es más que solo ganar o perder partidos; es sobre descubrir nuestras fortalezas internas y aprender a utilizarlas para alcanzar nuestros sueños más grandes.

FIN.

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