Juego imaginario


Juliana y su perro Vacco salieron a dar un paseo por el parque en una tarde soleada. Mientras caminaban, escucharon un sonido extraño que venía de detrás de los arbustos.

Vacco corrió hacia allí para investigar y Juliana lo siguió. Cuando llegaron al lugar, encontraron a Pedro sentado en el suelo con una pierna enyesada. Parecía triste y aburrido. "Hola, ¿estás bien?", preguntó Juliana preocupada. "No mucho", respondió Pedro con voz débil.

"¿Qué te pasó?", preguntó Juliana mientras acariciaba la cabeza de Vacco. "Me caí de mi bicicleta y me lastimé la pierna", explicó Pedro. Juliana se sintió mal por él y decidió hacer algo para animarlo.

"¡Tengo una idea! Podemos jugar juntos desde aquí mismo. Vamos a inventar un juego divertido", propuso Juliana emocionada. Pedro estaba sorprendido por la actitud positiva de Juliana ante su situación difícil, pero aceptó jugar con ella.

Decidieron crear una carrera imaginaria con obstáculos que debían sortear sin moverse del lugar donde estaban sentados. Incluso involucraron a Vacco como uno de los obstáculos del juego. La competencia fue muy reñida, pero finalmente Pedro ganó gracias a su creatividad e ingenio.

Se rió muchísimo junto a Juliana y se olvidó por un rato del dolor de su pierna. Después del juego, Juliana le ofreció ayuda para volver a casa ya que no podía caminar bien debido al yeso en su pierna.

Juntos, caminaron despacio hasta la casa de Pedro y se despidieron con una gran sonrisa. La historia enseña que en momentos difíciles, siempre hay algo que podemos hacer para mejorar nuestra situación y encontrar la felicidad.

Además, muestra el valor de la amistad y cómo podemos ayudar a los demás en situaciones difíciles.

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