Jugando con las Abuelitas


Había una vez en un barrio tranquilo de Buenos Aires, dos señoras mayores llamadas Marta y Ana que disfrutaban de su tiempo libre jugando a las cartas en el parque.

Un día, mientras estaban concentradas en su partida, un niño curioso se acercó y les preguntó:- Hola abuelitas ¿qué están haciendo? Marta sonrió amablemente y le respondió:- Estamos jugando a las cartas, querido. ¿Te gusta jugar? El niño asintió emocionado y se sentó entre ellas para aprender.

Mientras seguían jugando, Ana recordó cómo solían divertirse cuando eran jóvenes con juegos tradicionales como la rayuela o el trompo.

Marta coincidió con ella y comentaron sobre cómo los niños de hoy en día pasan más tiempo frente a pantallas que jugando al aire libre. El niño escuchaba atentamente sus historias y preguntaba con curiosidad sobre aquellos juegos antiguos que nunca había oído hablar.

Las señoras se entusiasmaron tanto contándole sus anécdotas que decidieron enseñarle algunos trucos del juego de cartas. De repente, el viento sopló fuerte y las cartas salieron volando por todo el parque. El niño corrió detrás de ellas mientras las señoras reían divertidas.

Cuando regresaron todos juntos al banco, Ana le dijo al niño:- A veces la vida nos juega malas pasadas como esta pero es importante saber reírse de uno mismo y seguir adelante sin perder el ánimo.

Marta agregó:- Y también es importante pasar tiempo con amigos o familiares divirtiéndose, eso nos hace sentir bien y nos ayuda a olvidar las preocupaciones. El niño asintió con una sonrisa en su rostro y se despidió de ellas agradecido por haber conocido nuevos juegos y aprendido una valiosa lección.

Desde aquel día, las señoras Marta y Ana decidieron enseñar más juegos tradicionales a los niños del barrio para que puedan disfrutar de su tiempo libre al aire libre como lo hacían ellos cuando eran jóvenes.

Y así, lograron transmitir ese amor por los juegos y la alegría de vivir sin importar la edad.

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