Jugando juntos



Había una vez en un pequeño pueblo de Argentina, dos amigos llamados Benicio y Gaspar. Benicio era un niño muy activo y le encantaba jugar al fútbol, mientras que Gaspar era más tranquilo y disfrutaba cantando canciones.

Un día, Benicio estaba jugando al fútbol con sus amigos en el parque cuando escuchó a Gaspar cantar en la distancia. Se detuvo por un momento para escucharlo mejor y quedó impresionado por la hermosa voz de su amigo.

"¡Gaspar! ¡Ven aquí! ¿Quieres jugar al fútbol con nosotros?"- gritó Benicio. "No sé jugar muy bien al fútbol, pero gracias por invitarme" - respondió Gaspar tímidamente.

Benicio no quería que su amigo se sintiera excluido, así que decidió enseñarle cómo jugar al fútbol. Pasaron varias tardes practicando juntos hasta que Gaspar comenzó a mejorar cada vez más.

Un día mientras estaban entrenando, llegaron unos chicos mayores del barrio que empezaron a burlarse de ellos porque no eran tan buenos como ellos jugando al fútbol. "¿Qué pasa? ¿Tienen miedo de perder contra nosotros?"- dijo uno de los chicos mayores riendo. Benicio y Gaspar se miraron entre sí sabiendo que no iba a ser fácil ganarles.

Pero no se rindieron y siguieron jugando con todo su esfuerzo. Al final del partido resultó ser un empate 3-3 gracias a los goles de ambos equipos.

Los chicos mayores se sorprendieron por lo bien que habían jugado Benicio y Gaspar, y les pidieron disculpas por haberse burlado de ellos. Desde ese día, los dos amigos se hicieron aún más fuertes juntos y siempre se apoyaban mutuamente en todo lo que hacían.

Un día, Gaspar recibió una invitación para cantar en un evento escolar. Estaba muy emocionado pero también un poco nervioso porque nunca había cantado frente a tanta gente antes. Benicio lo animó y le recordó todas las veces que habían practicado juntos al fútbol hasta que mejoró.

"Recuerda, Gaspar, siempre podemos mejorar si nos esforzamos juntos" - dijo Benicio sonriendo. Gaspar tomó una gran inspiración y subió al escenario. Cantó con toda su alma y la audiencia quedó impresionada por su talento.

Al finalizar la presentación, todos aplaudieron emocionados mientras Gaspar bajaba del escenario con una enorme sonrisa en su rostro. Desde ese momento, Benicio aprendió a valorar no solo el deporte sino también otras formas de expresión artística como la música.

Y Gaspar aprendió a ser más seguro de sí mismo gracias al apoyo incondicional de su amigo. Así fue como estos dos amigos descubrieron que aunque tenían diferentes intereses, podían aprender mucho el uno del otro y crecer juntos como personas.

FIN.

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