Jugando juntos
Había una vez en un barrio tranquilo, dos hermanos llamados Juan y Julia. Eran inseparables y les encantaba jugar juntos en el parque todas las tardes.
Juan siempre llevaba consigo su colección de autos de carreras, mientras que a Julia le gustaba jugar con su muñeca preferida. Un día soleado, mientras los hermanos estaban entretenidos jugando en el arenero del parque, se acercó un niño llamado Luis.
Luis era un niño nuevo en el vecindario y parecía estar solo. Se sentó cerca de Juan y Julia observando cómo jugaban con sus coloridos juguetes. Julia, con su corazón generoso, decidió compartir uno de sus juguetes favoritos con Luis para que también pudiera divertirse.
Le ofreció amablemente su muñeca a Luis, quien aceptó la oferta con una sonrisa tímida. Sin embargo, algo inesperado sucedió cuando Luis tomó la muñeca y se alejó corriendo sin decir una palabra.
Julia quedó desconcertada al ver cómo Luis se llevaba su querido juguete sin permiso. Se sintió triste y molesta por lo ocurrido. Juan notó la expresión de decepción en el rostro de su hermana y decidió actuar.
"¡Espera! ¡Esa es la muñeca de mi hermana! ¡Devuélvela ahora mismo!", exclamó Juan corriendo detrás de Luis. Luis se detuvo al escuchar las palabras decididas de Juan y miró hacia atrás con sorpresa.
Al ver la determinación en los ojos de Juan, comprendió que había cometido un error al llevarse el juguete sin permiso. "Lo siento mucho, no quería causar problemas", dijo Luis devolviendo la muñeca a Julia.
Juan intervino diciendo: "Está bien si quieres jugar con nosotros, pero es importante pedir permiso antes de tomar algo que no te pertenece". Luis asintió avergonzado por su comportamiento impulsivo y pidió disculpas sinceramente a Julia por haberse llevado su muñeca sin permiso.
Julia, aunque aún se sentía un poco triste por lo ocurrido, decidió perdonar a Luis después de escuchar sus disculpas honestas. Comprendió que todos cometemos errores a veces y lo importante es aprender de ellos. Los tres niños continuaron jugando juntos en armonía durante el resto de la tarde.
Esta experiencia enseñó a Julia sobre la importancia del perdón y la amabilidad hacia los demás, incluso cuando nos sentimos molestos o lastimados.
Desde ese día en adelante, los tres amigos compartieron sus juguetes respetando siempre las reglas del juego y valorando la importancia del diálogo sincero para resolver cualquier malentendido que pudiera surgir entre ellos. Juntos aprendieron que la verdadera amistad se basa en el respeto mutuo y la empatía hacia los demás.
FIN.