Jugando sin fronteras



Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Feliz, una clase de primaria muy especial.

La profesora, la señorita Laura, era una mujer muy comprometida con la igualdad de género y siempre buscaba formas creativas para enseñar a sus alumnos sobre este importante tema. Un día, mientras los niños se acomodaban en sus mesas, la señorita Laura les dijo: "Hoy les contaré una historia sobre dos amigos llamados Martín y Sofía".

Los ojos de los niños se iluminaron de emoción al escuchar esto. La señorita Laura comenzó su historia:"Martín y Sofía eran vecinos desde que nacieron. Juntos jugaban todos los días en el parque del pueblo.

A veces jugaban al fútbol y otras veces construían castillos de arena. Pero había algo que siempre les molestaba: las diferencias que veían entre ellos por ser niño y niña".

Los niños escuchaban atentamente mientras la profesora continuaba:"Un día, Martín le preguntó a Sofía: "¿Por qué no puedo jugar con muñecas como tú?". Sofía respondió: "No hay ninguna razón por la cual no puedas hacerlo. A mí me gusta jugar con muñecos también". Los dos amigos decidieron entonces intercambiar juguetes por un día".

Al escuchar esto, los niños sonrieron emocionados. La profesora continuó:"Ese día, Martín descubrió lo divertido que era cuidar a un bebé muñeco y Sofía disfrutó mucho armando pistas para carreras con los autos de Martín.

Se dieron cuenta de que no importa si eres niño o niña, todos podemos disfrutar de los mismos juegos y juguetes". Los niños asentían con la cabeza mientras escuchaban atentamente. "Pero la historia no termina ahí", continuó la señorita Laura.

"Martín y Sofía también notaron que en el parque del pueblo solo había un equipo de fútbol para niños y otro para niñas. Ellos pensaron que eso no era justo". Los niños se miraron unos a otros, sorprendidos por esta injusticia.

La profesora siguió:"Martín y Sofía decidieron hablar con el alcalde del pueblo para pedirle que permitiera a las niñas jugar en el equipo de fútbol de los niños si así lo deseaban.

El alcalde quedó impresionado por su valentía y les concedió su pedido". Los niños aplaudieron emocionados ante esta victoria de Martín y Sofía. "Desde ese día, Martín y Sofía se convirtieron en defensores de la igualdad de género en Villa Feliz", concluyó la señorita Laura.

"Aprendieron que todos merecemos las mismas oportunidades sin importar nuestro género, y juntos lograron hacer cambios importantes en su comunidad".

Los niños estaban inspirados por la historia y comenzaron a hablar entre ellos sobre cómo podrían promover la igualdad de género en su propio entorno. La clase de primaria se convirtió en un lugar donde todos los alumnos podían expresarse libremente sin importar si eran niñas o niños.

Los juegos elegidos ya no tenían etiquetas preestablecidas según el género, sino que todos podían disfrutarlos por igual. Y así, gracias a las historias de la señorita Laura, los niños de Villa Feliz aprendieron que todos somos iguales y merecemos las mismas oportunidades sin importar nuestro género.

Y juntos, construyeron un mundo más justo y equitativo para todos.

FIN.

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