¡Jugando sin reglas!



Había una vez un grupo de palos de hockey que vivían en el patio trasero de una casa. Eran palos muy divertidos y siempre estaban listos para jugar.

Sin embargo, había algo que los diferenciaba del resto: no les gustaba jugar con la bochita. Los demás juguetes del patio, como las pelotas y los muñecos, no entendían por qué a los palos de hockey no les gustaba jugar con la bochita.

Intentaron convencerlos varias veces, pero ellos se negaban rotundamente. Un día, mientras todos los demás juguetes estaban ocupados jugando con la bochita, los palos decidieron reunirse en secreto para hablar sobre su incomodidad.

El líder del grupo, llamado Palo Firme, tomó la palabra:"-Amigos palitos, sé que hemos sido diferentes al no querer jugar con la bochita. Pero debemos ser honestos con nosotros mismos y decir lo que realmente sentimos. "Todos asintieron y escucharon atentamente las palabras de Palo Firme.

"-La verdad es que nos gusta hacer otras cosas", continuó Palo Firme. "Nos encanta deslizarnos por el césped y practicar nuestros movimientos especiales". Los otros palitos comenzaron a asentir emocionados mientras imaginaban todas las actividades divertidas que podrían hacer juntos.

"-¡Es cierto!", exclamó Palito Saltarín. "Podríamos organizar carreras o incluso saltar obstáculos". La emoción crecía entre los palitos mientras compartían sus ideas sobre cómo podrían disfrutar más su tiempo juntos sin tener que jugar con la bochita.

Al día siguiente, cuando todos los juguetes del patio se reunieron para jugar, los palos de hockey sorprendieron a todos con su nueva propuesta. "-¡Atención, amigos!", anunció Palo Firme. "Hemos decidido que no queremos jugar más con la bochita.

En cambio, hemos creado un nuevo juego emocionante donde podemos deslizarnos y saltar juntos". Los demás juguetes se miraron entre sí, sorprendidos por la decisión de los palos de hockey.

Al principio estaban confundidos, pero luego comenzaron a sentir curiosidad por el nuevo juego propuesto. Poco a poco, todos los juguetes se unieron al juego inventado por los palos de hockey. Se divirtieron mucho deslizándose por el césped y saltando obstáculos improvisados.

Descubrieron que podían ser diferentes y aún así disfrutar juntos. Con el tiempo, otros niños del vecindario también se enteraron del nuevo juego y se unieron al divertido grupo de juguetes en el patio trasero.

Los palos de hockey habían logrado inspirar a otros a seguir sus pasiones y ser valientes para hacer lo que realmente les gustaba. A partir de ese día, los palitos siempre encontraron formas creativas e interesantes para disfrutar su tiempo juntos sin tener que jugar con la bochita.

Aprendieron que cada uno es único y especial en su propia forma y que eso es algo maravilloso.

Y así fue como los palitos demostraron que no importa cuán diferentes sean tus gustos o preferencias; lo importante es seguir tus sueños y encontrar tu propia manera de divertirte mientras compartes momentos inolvidables con amigos verdaderos. Fin

FIN.

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