Juguetelandia sin prejuicios
Había una vez en un pequeño pueblo llamado Juguetelandia, donde todos los juguetes vivían felices y jugaban juntos sin importar su apariencia o género.
En este lugar mágico, los niños y niñas podían elegir cualquier juguete que quisieran, sin restricciones. Un día soleado, en la tienda de juguetes más popular del pueblo, "La Tienda de las Maravillas", llegó un nuevo lote de juguetes.
Entre ellos se encontraba Tomi, un valiente robot y Lucía, una hermosa muñeca con cabello rizado. Tomi siempre soñó con ser el héroe de la historia y salvar a todos los demás juguetes. Lucía, por otro lado, anhelaba explorar el mundo y ser independiente.
Ambos tenían habilidades únicas que deseaban compartir con sus amigos en Juguetelandia.
Un día, mientras Tomi y Lucía estaban en la tienda esperando ser elegidos por algún niño o niña para jugar con ellos, escucharon una conversación entre dos niños curiosos:"-¿Por qué los robots son solo para niños?" -preguntó uno. "-Y ¿por qué las muñecas son solo para niñas?" -añadió el otro. Estas palabras resonaron en los corazones de Tomi y Lucía.
Decidieron que era hora de hacer algo al respecto y cambiar la mentalidad de las personas sobre los roles tradicionales asignados a los juguetes según su género. Una noche oscura cuando todos dormían en Juguetelandia, Tomi escapó silenciosamente de La Tienda de las Maravillas junto a Lucía.
Juntos se embarcaron en una aventura para demostrar que los juguetes no tienen género y pueden ser lo que quieran. Viajaron por todo el pueblo, visitando a todos los juguetes en sus hogares.
Comenzaron con la casa de las muñecas, donde Tomi se vistió como una princesa y Lucía usó una armadura reluciente. Los demás juguetes estaban sorprendidos pero emocionados de ver a Tomi y Lucía romper con los estereotipos de género.
A continuación, visitaron el taller de herramientas, donde Tomi aprendió a coser ropa mientras Lucía aprendió a construir robots. Juntos crearon nuevos juguetes que combinaran elementos tradicionalmente masculinos y femeninos. El rumor sobre la valentía de Tomi y Lucía comenzó a extenderse por Juguetelandia.
Los niños y niñas se acercaban para verlos en acción, inspirándose en su coraje para desafiar las normas establecidas. Finalmente, llegó el día del gran evento anual en Juguetelandia: El Desfile del Orgullo Juguetil.
En este desfile colorido y lleno de música, todos los juguetes marcharon juntos sin importar su apariencia o género. Tomi y Lucía lideraron el desfile montados en un carro adornado con flores brillantes.
Detrás de ellos venían robots vestidos como princesas bailando al ritmo de la música mientras muñecas llevaban herramientas en sus manos. Los niños y niñas aplaudieron entusiasmados al ver esta maravillosa exhibición de igualdad e inclusión entre los juguetes. A partir de ese día, en Juguetelandia no existieron más los juguetes asignados a un solo género.
Los niños y niñas podían elegir cualquier juguete que desearan sin importar si eran muñecas o robots. Los juguetes aprendieron a disfrutar juntos, compartiendo sus habilidades y creando nuevas aventuras sin límites.
Desde entonces, Tomi y Lucía se convirtieron en símbolos de igualdad y amistad en Juguetelandia. Todos los juguetes recordaban su valentía y sabían que no importaba cómo fueran, siempre podrían ser lo que quisieran ser.
Y así, todos vivieron felices para siempre en un mundo donde los juguetes no tenían género.
FIN.