Juguetes mágicos para niños felices
Había una vez, en el Polo Norte, un lugar mágico donde Papa Noel vivía junto a sus elfos y renos.
Todos los años, en vísperas de Navidad, Papa Noel se preparaba para entregar regalos a todos los niños del mundo. Pero este año sería diferente. En la noche del 24 de diciembre, mientras Papa Noel revisaba su lista de niños buenos y malos, ocurrió algo extraordinario: los juguetes empezaron a cobrar vida.
Los muñecos de peluche saltaban y bailaban por toda la fábrica de juguetes. Los autos de juguete corrían sin control por los pasillos y las casitas de muñecas comenzaron a hablar entre ellas. Papa Noel quedó sorprendido al ver lo que estaba sucediendo.
Se acercó a uno de los ositos de peluche que estaba balanceándose en una silla y le preguntó:- ¿Qué está pasando aquí? ¿Por qué todos ustedes están cobrando vida? El osito sonrió amigablemente y respondió:- ¡Hola Papa Noel! Esta noche mágica, nuestros deseos se hicieron realidad.
Siempre hemos soñado con poder jugar y disfrutar como los niños lo hacen. Papa Noel reflexionó unos segundos y luego dijo:- Entiendo cómo te sientes, pero debemos recordar que cada cosa tiene su lugar en este mundo.
Tú eres un juguete creado para acompañar a un niño y brindarle alegría. Los demás juguetes escucharon atentamente las palabras de Papa Noel y dejaron sus travesuras para prestar atención.
- Todos ustedes tienen una misión muy importante - continuó diciendo Papa Noel -. Su propósito es hacer felices a los niños, y eso solo se logra cuando están en sus manos. Ahí es donde realmente cobran vida.
Los juguetes reflexionaron sobre las palabras de Papa Noel y comenzaron a comprender la importancia de su existencia. Decidieron volver a sus cajas y esperar pacientemente el momento en que serían entregados como regalos.
Papa Noel sonrió al ver cómo los juguetes entendían su mensaje y les dijo:- Gracias por entenderlo. Los niños necesitan de ustedes para jugar, soñar e imaginar. Ustedes son especiales porque pueden crear momentos inolvidables en la vida de un niño.
Con renovada determinación, los juguetes volvieron a sus lugares correspondientes en la fábrica de juguetes y se prepararon para ser envueltos y enviados a distintas partes del mundo.
Esa noche, mientras Papa Noel emprendía su viaje mágico repartiendo regalos, los juguetes sabían que estaban cumpliendo con su misión: llevar alegría y felicidad a todos los niños del mundo.
Desde aquel día, cada vez que un niño abría uno de esos regalos especiales, podía sentir el amor y la magia que había sido depositada por Papa Noel y aquellos juguetes que cobraron vida una vez en Navidad. Y así fue como esa noche mágica enseñó a todos que cada cosa tiene su lugar especial en el mundo, pero también nos recordó lo importante que es compartir momentos llenos de alegría con quienes amamos.
FIN.