Julieta y la nave de confianza
Había una vez una niña llamada Julieta que soñaba con encontrar un planeta igual al suyo. Ella amaba la Tierra, pero sabía que había muchos otros planetas en el universo y quería explorarlos todos.
Así que decidió construir una nave espacial y emprender un viaje por las estrellas. Julieta se despidió de sus padres y amigos, subió a su nave espacial y comenzó su aventura.
Viajó durante días, semanas y meses sin encontrar ningún planeta similar al suyo. A veces se sentía triste y sola en medio del espacio, pero siempre encontraba la fuerza para seguir adelante. Un día, mientras estaba navegando por el sistema solar de Alfa Centauri, Julieta vio algo brillante a lo lejos.
Se acercó para investigar y descubrió que era un planeta hermoso con montañas, ríos y bosques verdes como la Tierra. Julieta aterrizó en el planeta emocionada por haber encontrado lo que tanto buscaba.
Pero cuando salió de su nave espacial, se dio cuenta de que no estaba sola allí: había unos seres extraños mirándola fijamente. - ¿Quiénes son ustedes? -preguntó Julieta temerosa. - Somos los habitantes de este planeta -respondieron ellos-. Nos alegra verte aquí.
¿Cómo te llamas? - Me llamo Julieta -dijo ella con voz temblorosa-. Estoy buscando un lugar similar a mi hogar.
Los habitantes del planeta le dijeron a Julieta que este era un lugar mágico donde todo era posible si uno creía en sí mismo. Le mostraron los jardines más hermosos que Julieta había visto en su vida, con flores de todos los colores y formas. Julieta se quedó allí durante varios días explorando el planeta y aprendiendo cosas nuevas.
Descubrió que los habitantes del planeta eran muy amables y divertidos, siempre dispuestos a ayudar a quien lo necesitara. Un día, mientras estaba caminando por el bosque, Julieta encontró un pequeño animal atrapado en una rama.
Lo liberó y lo llevó con ella. El animal era muy lindo y cariñoso; parecía haberse convertido en su amigo inseparable.
Pero cuando llegó la noche, algo extraño empezó a suceder: el animal se transformaba en un ser gigante e inquietante que asustaba a Julieta. Ella no sabía qué hacer para detenerlo. Los habitantes del planeta le dijeron a Julieta que debía encontrar la manera de controlar sus miedos para poder vencer al monstruo.
Le enseñaron algunas técnicas para relajarse y concentrarse mejor. Al día siguiente, cuando el animal volvió a aparecer después de oscurecer, Julieta logró mantener la calma gracias a las técnicas aprendidas.
Se acercó al monstruo sin temor alguno y le dijo:- No tengas miedo, yo soy tu amiga. El monstruo se tranquilizó al escucharla y dejó de ser peligroso. Finalmente, desapareció por completo convirtiéndose nuevamente en ese pequeño animal tan dulce que acompañaba siempre a Julieta.
Julieta entendió entonces que la clave para vencer cualquier obstáculo era tener confianza en sí misma y no dejarse vencer por el miedo. Agradeció a los habitantes del planeta por enseñarle esa valiosa lección.
Después de varios días, Julieta decidió regresar a la Tierra para compartir todo lo que había aprendido con sus amigos y su familia. Nunca olvidaría aquel lugar mágico al que llamaba "el Planeta de la Confianza", donde había encontrado un amigo fiel y aprendido una gran lección.
Y así, Julieta volvió a casa sabiendo que siempre habría nuevos lugares por descubrir y aventuras por vivir, pero también entendiendo que la magia estaba dentro de ella misma, esperando ser liberada cuando más la necesitara.
FIN.