Julieta y los cocodrilos


Había una vez en un reino lejano, una princesa llamada Julieta que tenía dos mascotas muy especiales: dos cocodrilos a los que había criado desde bebés. Los cocodrilos eran su compañía y la seguían a todas partes.

Un día, el pueblo vecino se enteró de las mascotas de la princesa y comenzaron a difundir rumores alarmantes sobre los peligros que representaban los cocodrilos para la seguridad del reino.

La gente del pueblo estaba asustada y exigían que se tomaran medidas para deshacerse de los animales. Los padres de Julieta, el Rey y la Reina, temiendo por la seguridad de su hija decidieron entregar a los cocodrilos al pueblo vecino sin consultarla.

Cuando Julieta se enteró, se sintió traicionada y triste por haber perdido a sus queridos amigos. Pero ella no iba a permitir que sus mascotas fueran sacrificadas o maltratadas en manos del pueblo vecino.

Así que decidió actuar rápidamente junto con su amigo caballero Bautista para rescatarlos. "Bautista, necesito tu ayuda para salvar a mis amigos cocodrilos" - dijo Julieta con determinación. "¡Por supuesto! Siempre estoy dispuesto a ayudarte en lo que necesites"- respondió Bautista emocionado por ser parte de esta aventura.

Julieta y Bautista planearon cuidadosamente cómo escapar del castillo sin llamar la atención ni levantar sospechas. Se disfrazaron como campesinos e hicieron uso de las habilidades de espionaje de Bautista para evitar ser detectados por los guardias del castillo.

Finalmente, lograron llegar al pueblo vecino y encontraron a los cocodrilos encerrados en una jaula. Julieta y Bautista sabían que tenían que actuar con rapidez antes de que alguien los descubriera. "Bautista, necesito tu ayuda para abrir la jaula" - dijo Julieta.

"Dejámelo a mí"- respondió Bautista sacando sus herramientas de ladrón y comenzó a forzar la cerradura. Cuando finalmente pudieron liberar a los cocodrilos, se dieron cuenta de que otros animales también estaban encerrados en las jaulas cercanas.

Sin pensarlo dos veces, decidieron liberarlos también. Con su misión cumplida y con todos los animales libres, Julieta y Bautista regresaron al castillo sin ser detectados.

Los padres de Julieta se sorprendieron cuando vieron a su hija con sus mascotas sanas y salvas junto a su amigo caballero. Julieta les explicó lo importante que eran sus mascotas para ella y cómo había arriesgado todo para salvarlas.

A partir de ese día, el Rey y la Reina entendieron la importancia de escuchar las opiniones e ideas de su hija antes de tomar decisiones importantes para ella.

La historia del rescate de los cocodrilos corrió como pólvora por todo el reino convirtiendo a Julieta en un ejemplo para muchos jóvenes valientes dispuestos a defender lo que aman.

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