Julito y el viaje mágico a Oaxaca



Había una vez un niño llamado Julito que vivía en la ciudad de Buenos Aires, Argentina. Julito era un niño curioso y aventurero, siempre buscaba nuevas experiencias y aprender cosas nuevas.

Un día, mientras estaba jugando en el parque, escuchó a sus padres hablar sobre las vacaciones de fin de año. "-Este año vamos a Oaxaca para visitar a tus abuelos", dijo su papá. Julito se emocionó mucho al escuchar esto.

Siempre había querido conocer a sus abuelos maternos y ahora tendría la oportunidad de hacerlo. Además, había oído hablar mucho sobre Oaxaca y estaba ansioso por descubrir su cultura y tradiciones. Los días pasaron rápidamente y llegó el momento del viaje.

Julito se encontraba muy emocionado mientras subían al avión rumbo a México. Durante el vuelo, Julito no podía dejar de pensar en todas las cosas divertidas que haría con sus abuelos en Oaxaca.

Finalmente, llegaron al aeropuerto de Oaxaca donde los esperaban los abuelos de Julito con una gran sonrisa en sus rostros. "-¡Bienvenidos! Estamos muy felices de tenerlos aquí", exclamaron los abuelos mientras abrazaban a Julito. Desde ese momento, comenzaron unas vacaciones llenas de alegría y diversión.

Los abuelos llevaron a Julito a recorrer todos los lugares hermosos que tenía Oaxaca: visitaron las pirámides antiguas, exploraron mercados coloridos y probaron deliciosas comidas típicas como los tamales y el mole.

Un día, mientras paseaban por un mercado, Julito encontró a un niño llamado Miguelito que vendía artesanías hechas a mano. Julito se acercó y comenzaron a conversar. "-¡Hola! Me llamo Julito, ¿y tú?", preguntó curioso. "-Mucho gusto, Julito. Soy Miguelito", respondió el niño con una sonrisa.

Julito notó que Miguelito tenía un gran talento para hacer figuras de barro y le preguntó si podía enseñarle cómo hacerlo. Miguelito aceptó encantado y juntos pasaron toda la tarde modelando figuritas de animales.

Los días siguieron pasando y Julito se dio cuenta de que en Oaxaca había muchas personas talentosas como Miguelito. Había pintores, músicos y bailarines que compartían su arte con el mundo. Esto inspiró a Julito a descubrir su propio talento.

Un día, durante la cena de fin de año, Julito sorprendió a todos cuando sacó su guitarra y comenzó a tocar una canción que había compuesto especialmente para sus abuelos.

Todos quedaron maravillados por el talento musical de Julito y lo alentaron a seguir desarrollándolo. A partir de ese momento, Julito decidió dedicarse más tiempo al arte y la música. Aprendió nuevos instrumentos, escribió canciones e incluso formó una banda con sus amigos en Argentina.

El viaje de Julito a Oaxaca fue mucho más que unas simples vacaciones; fue una experiencia transformadora llena de aprendizajes y descubrimientos. Aprendió sobre su cultura familiar, se inspiró en los talentos locales y encontró su propia pasión por la música.

Julito regresó a Argentina con el corazón lleno de alegría y una nueva determinación de seguir explorando el mundo y siguiendo sus sueños. Y así, Julito demostró que siempre hay algo nuevo por descubrir y que cada experiencia puede ser una oportunidad para crecer.

FIN.

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