Jumping to the Stars


Antonella era una niña muy especial. Desde pequeña, tenía un sueño: llegar al cielo dando brincos. Aunque todos le decían que eso era imposible, ella no dejaba que nada la detuviera.

Siempre estaba lista para enfrentar cualquier desafío y levantarse ante las adversidades. Un día, Antonella decidió emprender su gran aventura hacia el cielo. Se puso sus zapatillas más cómodas y se dispuso a dar los brincos más altos del mundo.

Pero justo cuando estaba por comenzar, se encontró con un obstáculo inesperado. Un enorme río bloqueaba su camino hacia el cielo. Antonella sabía que debía encontrar una solución rápida si quería seguir adelante con su sueño.

Miró a su alrededor y vio un tronco flotando cerca de la orilla. Sin pensarlo dos veces, Antonella saltó sobre el tronco y empezó a remar con todas sus fuerzas.

El río era fuerte y parecía llevarla en dirección contraria, pero ella no se dio por vencida. Siguió remando sin parar hasta llegar al otro lado. Al fin había superado el primer obstáculo, pero aún quedaban muchos más por delante. Mientras caminaba por un bosque espeso, escuchó unos ruidos extraños entre los árboles.

-¿Quién anda ahí? -preguntó Antonella curiosa. De repente, apareció un grupo de monitos traviesos colgados de las ramas de los árboles. -Nadie ha podido pasar por aquí sin ser atrapado por nosotros -dijo uno de ellos riendo.

Antonella se puso en guardia, pero en lugar de asustarse, sonrió. Sabía que tenía un súper poder: el poder de levantarse ante las adversidades. -¿Quieren jugar? -propuso Antonella con entusiasmo. Los monitos quedaron sorprendidos por su respuesta.

Pero aceptaron el desafío y comenzaron a saltar y brincar junto a ella. Antonella demostró sus habilidades para saltar cada vez más alto y pronto los monitos la siguieron.

Después de un rato divertido, los monitos se dieron cuenta de que Antonella era diferente a los demás. La admiraban por su valentía y determinación para enfrentar cualquier obstáculo. -¡Eres una verdadera aventurera! -exclamó uno de ellos emocionado. Con la ayuda de los monitos, Antonella logró cruzar el bosque sin problemas.

Pero aún faltaba lo más difícil: llegar al cielo. Caminó durante horas hasta encontrar una montaña muy alta que parecía tocar las nubes. Sin pensarlo dos veces, empezó a escalarla con todas sus fuerzas.

El viento soplaba fuerte y hacía difícil avanzar, pero ella no se rindió. Finalmente, llegó a la cima de la montaña. Estaba exhausta pero feliz. Miró hacia arriba y vio las nubes tan cerca que podía tocarlas con la punta de sus dedos.

Sin pensarlo dos veces, Antonella dio un salto gigante hacia el cielo. Fue un brinco tan alto que pareció volar por unos segundos antes de caer lentamente hacia abajo como si flotara en el aire.

Cuando Antonella aterrizó, se dio cuenta de que había cumplido su sueño. Estaba en el cielo, rodeada de nubes esponjosas y un sol radiante. -¡Lo logré! -gritó emocionada.

Desde ese día, Antonella supo que no importaba cuán difícil fuera su camino hacia los sueños, siempre podía levantarse ante las adversidades. Su súper poder la acompañaría para siempre y la ayudaría a alcanzar todas sus metas. Y así, Antonella se convirtió en una inspiración para todos los niños del mundo.

Les enseñó que con valentía y determinación, cualquier sueño era posible. Y cada vez que alguien necesitaba levantarse ante las adversidades, solo tenía que recordar a Antonella y dar un brinco hacia el cielo.

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