Juntas en todas partes



Había una vez dos amigas, Alina y Lola, que eran inseparables. Siempre estaban juntas, compartiendo aventuras y risas. Pero un día, sus padres les organizaron una visita al majane, un parque de diversiones muy popular en la ciudad.

Alina y Lola no se sentían emocionadas por ir al majane. No les gustaban las atracciones rápidas ni las alturas. Preferían pasar el día en casa jugando a las muñecas o haciendo manualidades.

"Lola, ¿de verdad tenemos que ir al majane? No me gusta subirme a esas montañas rusas", dijo Alina preocupada. "Yo tampoco quiero ir, Alina. Me da miedo sentir esa sensación en el estómago cuando bajamos a toda velocidad", respondió Lola con tristeza.

Las dos amigas decidieron hablar con sus padres para expresarles su preocupación. Les explicaron que preferían hacer algo más tranquilo y divertido juntas ese día.

Los padres de Alina y Lola comprendieron sus sentimientos y pensaron durante un momento antes de responderles. "Chicas, entendemos que no les gusten las atracciones del majane. Pero queríamos llevarlas allí porque pensábamos que sería una experiencia emocionante para ustedes", dijo la mamá de Alina con ternura.

"Lo importante es pasar tiempo juntas como familia y disfrutarlo", agregó el papá de Lola sonriendo. Alina y Lola reflexionaron sobre lo que habían dicho sus padres. Se dieron cuenta de que lo más valioso era estar juntas sin importar dónde estuvieran.

Entonces tuvieron una idea: podrían organizar su propio día de diversión en casa. Podían hacer una pijamada, ver películas, jugar juegos de mesa y cocinar sus comidas favoritas. "¡Chicas, tenemos un plan! Vamos a tener nuestra propia aventura en casa", exclamó Alina emocionada.

"Sí, vamos a demostrarles a todos que no necesitamos ir al majane para pasarlo bien", agregó Lola con entusiasmo. Así comenzaron su día especial en casa.

Se pusieron sus pijamas más cómodas, prepararon palomitas de maíz y se sentaron frente al televisor para ver una película divertida. Rieron tanto que olvidaron por completo el majane. Después de la película, sacaron los juegos de mesa y se desafiaron mutuamente.

Descubrieron que disfrutaban mucho más jugando juntas sin tener que preocuparse por las alturas o las velocidades extremas. Cuando llegó la hora del almuerzo, decidieron ser chefs por un día. Buscaron recetas fáciles en internet y prepararon deliciosos platos para compartir.

Alina y Lola pasaron el resto del día haciendo manualidades, contándose secretos y riendo sin parar. Se dieron cuenta de que habían tenido el mejor día sin siquiera salir de casa.

Esa noche, cuando se acostaron en sus camas, Alina y Lola se abrazaron fuertemente sabiendo lo afortunadas que eran por tenerse la una a la otra como amigas verdaderas.

A partir de ese día, Alina y Lola aprendieron que no siempre es necesario seguir las expectativas o hacer cosas que no nos gustan solo porque todos lo hacen. Lo importante es ser fieles a uno mismo y buscar la felicidad en las pequeñas cosas de la vida, como estar con las personas que amamos.

Y así, Alina y Lola continuaron viviendo aventuras juntas, sin importar si era en un majane o en su propio hogar.

FIN.

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