Juntos en el jardín


En un jardín muy hermoso vivía un niño llamado Mateo. Mateo era un niño muy inteligente y creativo, pero tenía un problema: no le gustaba compartir sus juguetes con los demás niños.

Un día, mientras jugaba en el jardín, llegó una niña llamada Sofía. Sofía era nueva en el vecindario y estaba ansiosa por hacer amigos. Se acercó a Mateo con una gran sonrisa y le preguntó si podían jugar juntos.

Mateo, que estaba jugando con su camión de bomberos favorito, miró a Sofía con desconfianza y dijo: "Lo siento, este es mi camión y no me gusta prestar mis cosas".

Sofía se sintió triste por la respuesta de Mateo, pero decidió ser amable y le dijo: "Está bien, podemos encontrar algo más para jugar juntos". Así que Mateo y Sofía comenzaron a explorar el jardín en busca de otras cosas para jugar.

Descubrieron una caja llena de bloques de construcción y decidieron construir juntos una gran ciudad. Mientras trabajaban en su proyecto, Mateo empezó a darse cuenta de lo divertido que era compartir ideas y trabajar en equipo. "¡Wow! ¡Esta ciudad está quedando genial!", exclamó Sofía emocionada.

"Sí, es mucho más divertido cuando compartimos", respondió Mateo con una sonrisa. Desde ese día, Mateo aprendió la importancia de compartir y trabajar en equipo. Él y Sofía se convirtieron en grandes amigos y pasaban horas jugando juntos en el jardín.

Poco a poco, Mateo fue compartiendo no solo sus juguetes sino también su tiempo y atención con los demás niños del vecindario. Descubrió que la verdadera alegría estaba en hacer felices a los demás y disfrutar junto a ellos.

Y así, gracias a la amistad de Sofía y las aventuras compartidas en el jardín, Mateo se convirtió en un niño generoso, solidario y feliz. Juntos descubrieron que todo es mejor cuando se comparte con amor y compañerismo.

Y colorín colorado, esta historia ha terminado pero su mensaje ha quedado sembrado para siempre en el corazón de Mateo.

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