Juntos en la Alcantarilla


Había una vez en la calle Flor, un perro llamado Juan y un gato llamado Gato. Vivían juntos en una pequeña casita que habían construido con sus propias patas y garras.

A pesar de ser muy diferentes, se llevaban muy bien y compartían todo lo que tenían. Un día, mientras paseaban por el parque cercano a su casa, escucharon un fuerte ruido proveniente de una alcantarilla cercana.

Juan se acercó para ver qué pasaba, pero cuando intentó mirar dentro de la alcantarilla resbaló y cayó adentro. Gato no sabía qué hacer. Sabía que no podía bajar a rescatar a Juan porque era demasiado peligroso.

Se quedó sentado allí llorando hasta que llegó un grupo de niños del vecindario. - ¿Qué pasa? -preguntaron los niños al ver a Gato triste. - Mi amigo Juan cayó en la alcantarilla -respondió Gato sollozando-. No sé cómo sacarlo de allí.

Los niños se acercaron a la alcantarilla y escucharon los ladridos desesperados de Juan desde el fondo. Entonces uno de ellos tuvo una idea:- ¡Esperen aquí! Voy a buscar mi bicicleta -dijo el niño corriendo hacia su casa.

Cuando volvió con su bicicleta, les explicó su plan: iba a atar una cuerda alrededor del manubrio y luego bajarla por la alcantarilla para que Juan pudiera agarrarse y subir hasta arriba. Todos los animales esperaron ansiosamente mientras el niño bajaba la bicicleta por la alcantarilla.

Cuando Juan agarró el manubrio, los niños lo ayudaron a subir hasta la superficie. - ¡Estás a salvo! -dijo Gato abrazando a Juan con lágrimas en los ojos.

Juan estaba muy asustado, pero al ver que su amigo Gato se preocupó tanto por él, sintió un gran amor y gratitud hacia él y todos los niños del vecindario.

Desde ese día en adelante, Juan y Gato aprendieron una valiosa lección: nunca subestimar el poder de la amistad y trabajar juntos para superar cualquier obstáculo. Y así vivieron felices para siempre, compartiendo aventuras emocionantes juntos.

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