Juntos en la pubertad


En una linda casa en las afueras de la ciudad, vivía Martin, un niño curioso y enérgico que siempre estaba lleno de preguntas sobre el mundo que lo rodeaba.

Un día, mientras jugaba en el jardín con su perro Rufus, Martin notó que algo extraño comenzaba a pasar en su cuerpo. "Papá, ¿por qué me están creciendo estos pelitos en las piernas?", preguntó Martin señalando sus muslos.

Su papá sonrió y se sentó a su lado en el césped. "Eso, hijo mío, es parte de los cambios que ocurren cuando uno crece. Estás entrando en una etapa llamada pubertad, donde tu cuerpo se prepara para convertirse en adulto". Martin frunció el ceño, confundido.

"¿Adulto? ¿Significa que dejaré de ser un niño?""No exactamente", respondió su papá con calma. "Seguirás siendo tú mismo, pero tu cuerpo experimentará transformaciones para ayudarte a crecer y volverte más fuerte".

Los días pasaron y Martin comenzó a notar más cambios: su voz se volvía más grave, le salían granitos en la cara y empezaba a sentirse un poco torpe al caminar. A pesar de todo eso, se sentía intrigado por este proceso natural que estaba atravesando.

Un sábado por la mañana, mientras desayunaban juntos pancakes con miel, Martin miró a su papá con curiosidad. "Papá, ¿por qué siento tantas emociones encontradas últimamente? A veces estoy feliz y otras triste sin razón aparente". Su papá asintió sabiamente.

"Es normal sentirse así durante la pubertad. Tu cuerpo está produciendo hormonas que pueden afectar tus emociones. Es importante recordar que está bien sentirse de diferentes maneras y siempre puedes hablar conmigo si necesitas ayuda".

Martin sonrió aliviado al escuchar las palabras de su papá. Se sentía comprendido y apoyado en este momento tan especial de su vida.

Una noche, mientras observaban juntos las estrellas desde el patio trasero, Martin tomó valor y preguntó: "Papá, ¿qué significa exactamente ser un adulto?"Su padre lo abrazó cariñosamente antes de responder: "Ser adulto implica responsabilidad, respeto por uno mismo y por los demás, tomar decisiones pensadas y cuidar no solo de ti mismo sino también del mundo que te rodea".

Martin reflexionó sobre estas palabras mientras seguían contemplando el brillante cielo nocturno. Con el tiempo, Martin creció aún más: se convirtió en un adolescente seguro de sí mismo pero siempre dispuesto a aprender cosas nuevas.

Recordaba las conversaciones con su papá sobre la pubertad como momentos especiales llenos de amor y comprensión. Y así fue como Martin aprendió a abrazar los cambios de la vida con valentía y sabiduría gracias al apoyo incondicional de su querido padre.

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