Juntos en la valentía


Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Alegre, una niña llamada Carla.

Carla era muy tímida pero a la vez cariñosa y siempre estaba rodeada de su familia: sus padres Joaquín y Teresa, y sus abuelos que vivían lejos pero con los que podía comunicarse por WhatsApp. Carla tenía una gran pasión por la tecnología, especialmente por su tablet. Pasaba horas explorando aplicaciones educativas, viendo videos divertidos y enviando mensajes a sus abuelos.

A pesar de ser tímida en persona, en el mundo digital se sentía libre y segura. Un día, mientras paseaba con sus padres por el parque del pueblo, Carla encontró un gatito abandonado.

Tenía miedo de acercarse al principio, pero su corazón cariñoso no pudo resistirse a la mirada triste del pequeño felino. Decidió cuidarlo y llevarlo a casa. "¡Mamá, papá! ¡Encontré este gatito en el parque! ¿Podemos quedárnoslo?" -dijo Carla tímidamente pero con esperanza en los ojos.

Sus padres vieron la determinación en su rostro y aceptaron encantados. Desde ese momento, el gatito se convirtió en parte de la familia y Carla le puso por nombre —"Pelusa" . Pelusa se volvió el mejor amigo de Carla.

Juntos jugaban en el jardín, se acurrucaban para ver películas en la tablet e incluso Pelusa la acompañaba cuando hablaba con sus abuelos por videollamada.

Un día, mientras Carla estaba usando su tablet para investigar sobre cómo cuidar mejor a Pelusa, descubrió un concurso local de dibujo para niños. El premio era una visita guiada al zoológico del pueblo. Carla siempre había deseado ir al zoológico pero nunca se animaba a pedirlo.

Esta vez fue diferente; sintió que debía intentarlo por Pelusa. Con mucho esfuerzo venció su timidez e inscribió un hermoso dibujo de ella junto a Pelusa disfrutando del parque. Días después recibieron una llamada informándoles que Carla había ganado el concurso.

Estaba emocionada y nerviosa al mismo tiempo. El día de la visita al zoológico llegó y toda la familia estaba ansiosa por disfrutar juntos. Fue un día inolvidable lleno de risas, aprendizaje y nuevas experiencias para Carla.

Ver a los animales tan cerca despertó su curiosidad e hizo que se olvidara momentáneamente de su timidez.

Al regresar a casa esa tarde, Carla abrazó fuertemente a Pelusa sintiendo gratitud por haberle dado fuerzas para superar sus miedos y vivir aventuras increíbles junto a él.

Desde entonces, Carla siguió siendo tímida pero aprendió que cuando algo realmente importa vale la pena vencer los obstáculos internos para alcanzarlo; porque al final del camino siempre habrá amor incondicional esperándola tanto en las pantallas como fuera de ellas.

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