Juntos hasta el final
Había una vez una madre muy ocupada llamada Martina, que trabajaba duro para cuidar a sus dos hijos: Benjamín y Sofía.
Martina era una mujer llena de responsabilidades y siempre estaba corriendo de un lado a otro, sin tiempo suficiente para disfrutar con sus pequeños. Un día, mientras Martina se encontraba haciendo malabarismos entre el trabajo y las tareas del hogar, recibió una noticia inesperada: le quedaba poco tiempo de vida.
Esta noticia la llenó de tristeza y arrepentimiento, ya que se dio cuenta de cuánto había descuidado a sus hijos por estar tan ocupada. Martina decidió entonces que haría todo lo posible por pasar más tiempo con Benjamín y Sofía antes de partir hacia otro mundo.
Esa misma tarde, cuando llegaron los niños del colegio, encontraron a su mamá esperándolos con una gran sonrisa en el rostro. "¡Hola mis amores! ¿Cómo les fue en el colegio hoy?"- preguntó Martina emocionada.
Los niños se sorprendieron al ver a su mamá tan animada y cariñosa. Durante toda la semana siguiente, Martina organizó divertidas actividades para compartir en familia.
Juntos cocinaron su comida favorita, hicieron paseos al parque e incluso tuvieron noches de películas acurrucados en el sofá. Benjamín y Sofía estaban felices por tener finalmente la atención plena de su mamá.
Pero algo extraño empezó a ocurrir: cada noche antes de dormir, los niños veían cómo un misterioso reloj aparecía sobre la mesita de noche de su mamá. El reloj parecía contar los días que le quedaban a Martina. "Mamá, ¿qué significa ese reloj?"- preguntó Benjamín con curiosidad.
Martina se sorprendió al escuchar la pregunta y decidió contarles la verdad a sus hijos. Les explicó que estaba enferma y que pronto partiría hacia otro mundo. Los niños se entristecieron pero prometieron disfrutar cada momento juntos mientras pudieran.
Los días pasaron volando y Martina aprovechaba cada instante para crear recuerdos inolvidables junto a sus hijos. Sin embargo, una tarde, cuando estaban jugando en el parque, el reloj misterioso desapareció de repente. Martina sintió un nudo en su estómago y supo que su hora estaba cerca.
"Mis amores, quiero decirles algo muy importante"- dijo Martina con voz temblorosa-. "Aunque me duela mucho tener que irme, quiero que sepan cuánto los amo y lo orgullosa que estoy de ustedes".
Benjamín y Sofía abrazaron a su mamá con fuerza, sintiendo una mezcla de tristeza y amor en sus corazones. Juntos recordaron todos los momentos maravillosos que habían compartido durante aquel tiempo tan especial. Después de unos días, llegó el momento en el cual Martina partió hacia otro mundo.
A pesar del dolor por su ausencia, Benjamín y Sofía encontraron consuelo en los recuerdos compartidos con ella.
Con el tiempo, los hermanos aprendieron una valiosa lección: no importa cuántas responsabilidades tengamos o lo ocupados que estemos; siempre debemos hacer tiempo para las personas que amamos. Aprendieron a valorar cada instante y a disfrutar de las pequeñas cosas de la vida. Y así, Benjamín y Sofía crecieron, llevando consigo el amor y los recuerdos de su querida mamá.
Siempre recordaron la historia de Martina como una inspiración para vivir plenamente y darle importancia a lo que realmente importa: el amor familiar.
FIN.