Juntos imparables


Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Olvidanza, un niño travieso y despistado llamado Chavita. Desde que era muy chiquito, Chavita tenía la costumbre de olvidar las cosas con facilidad.

Ya sea sus juguetes, tareas escolares o incluso el nombre de su mejor amigo, siempre se le escapaba de la memoria. Un día, mientras jugaba en el parque con sus amigos, Chavita olvidó dónde había dejado su pelota favorita.

Buscó por todos lados sin éxito y comenzó a preocuparse. Sus amigos trataron de consolarlo y le dijeron que seguramente la encontrarían juntos. - Tranquilo Chavita, ¡vamos a buscarla todos juntos! - dijo Ana, su amiga más cercana.

Así que los niños se dividieron en equipos y empezaron a explorar cada rincón del parque. Mientras buscaban la pelota perdida, Chavita recordó algo importante: cuando trabajaban en equipo y se ayudaban mutuamente, las cosas se volvían mucho más fáciles.

Después de un rato de búsqueda intensa, uno de los amigos gritó emocionado:- ¡La encontré! ¡Está detrás del árbol grande! Chavita corrió hacia allí y vio su querida pelota brillando bajo el sol. Estaba tan feliz que no podía contenerse.

- ¡Gracias a todos por ayudarme! Nunca hubiera logrado encontrarla sin ustedes - exclamó Chavita emocionado. Desde ese día, Chavita aprendió una gran lección: aunque él fuera olvidadizo, siempre podía confiar en sus amigos para recordarle lo importante.

Juntos eran imparables y capaces de superar cualquier desafío que se les presentara. A partir de entonces, Chavita se convirtió en el líder del grupo gracias a su habilidad para unirlos y recordarles lo valiosos que eran como equipo.

Y así vivieron muchas aventuras juntos en Villa Olvidanza, donde nunca más nadie sintió temor al olvido porque sabían que siempre estarían allí unos para otros.

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