Juntos por Siempre



Había una vez una niña llamada Ana, a la que le encantaba leer sobre dinosaurios y soñaba con poder ver uno en la vida real.

Un día, mientras exploraba un misterioso bosque cercano a su casa, encontró una cueva secreta que la transportó repentinamente a la época de los dinosaurios. Al principio, Ana se sintió asustada al verse rodeada de criaturas gigantes y desconocidas.

Sin embargo, pronto conoció a un simpático dinosaurio llamado Dino, quien resultó ser amigable y juguetón. Juntos vivieron grandes aventuras: exploraron cuevas, persiguieron mariposas y compartieron secretos bajo la luz de la luna. "¡Dino, eres el mejor amigo que podría haber deseado tener!", exclamaba Ana mientras acariciaba el hocico del dinosaurio.

"Tú también eres mi mejor amiga, Ana. Gracias por enseñarme tantas cosas nuevas", respondía Dino con cariño.

Pero un día, mientras jugaban cerca de un río cristalino, vieron cómo en el cielo brillaba una luz intensa y un estruendo ensordecedor llenó el aire. Era un meteorito que se dirigía directo hacia ellos. "¡Ana, debemos correr! ¡El peligro se acerca!", gritó Dino con preocupación.

Sin tiempo que perder, Ana y Dino corrieron lo más rápido posible hacia la cueva mágica que los llevaría de regreso al presente. Justo cuando estaban por entrar en ella, el meteorito impactó contra la tierra con fuerza devastadora.

Cuando Ana despertó, se encontraba nuevamente en su habitación; todo parecía haber sido solo un sueño increíble. Sin embargo, en su corazón sabía que Dino había sido real y que lo extrañaría profundamente. Los días pasaron y Ana sentía un vacío inmenso al recordar a su amigo dinosaurio.

Hablar con sus padres sobre lo ocurrido le ayudó a sanar poco a poco su tristeza; entender que era normal extrañar a alguien especial fue reconfortante para ella.

Decidió entonces honrar la memoria de Dino escribiendo historias sobre él y compartiendo sus aventuras imaginarias con otros niños. Así descubrió que mantener vivo el recuerdo de su amigo era una forma hermosa de superar el duelo y seguir adelante con amor en su corazón.

Y aunque nunca volvió a viajar en el tiempo para reencontrarse con Dino, Ana supo que siempre tendría consigo los valiosos momentos compartidos junto a su entrañable amigo prehistórico.

FIN.

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