Juntos por un amigo



Había una vez dos hermanos, Max y Santi, que vivían en una casa muy grande con su mamá. A pesar de ser hermanos, ellos peleaban mucho por cualquier cosa.

Ya sea por un juguete o por el control remoto de la televisión, siempre encontraban algo para discutir. Un día, su mamá decidió hablar con ellos sobre lo importante que era llevarse bien y estar unidos como familia.

Les explicó que aunque tuvieran diferencias, siempre debían respetarse y apoyarse mutuamente. Max y Santi escucharon atentamente las palabras de su mamá, pero no estaban muy convencidos. Decidieron hacer una carrera para ver quién llegaba primero a la tienda de caramelos del barrio.

La carrera fue intensa y competitiva; cada uno quería ganar a toda costa. Cuando finalmente llegaron a la tienda, se dieron cuenta de que habían olvidado el dinero en casa. Frustrados y decepcionados, regresaron caminando hacia su casa sin hablar entre ellos.

De repente, en el camino se encontraron con un perro callejero que estaba lastimado. Los dos hermanos se acercaron al animalito para ayudarlo y lo llevan a casa para curarlo.

Durante los días siguientes, Max y Santi trabajaron juntos cuidando al perro enfermo. Se turnaban para darle comida y medicinas mientras le ofrecían cariño hasta que finalmente se recuperó completamente. Al ver cómo sus hijos trabajaban juntos tan bien cuidando al perro callejero, su mamá estaba orgullosa de ellos.

Les dijo : "Estoy muy feliz porque han demostrado que pueden trabajar juntos y apoyarse mutuamente. Los admiro mucho por su dedicación y compromiso para ayudar al perrito enfermo".

Max y Santi se sintieron muy bien escuchando las palabras de su mamá. Se dieron cuenta de que habían logrado hacer algo importante juntos, más allá de sus diferencias. Desde ese día, los dos hermanos comenzaron a llevarse mejor y a trabajar juntos en diferentes tareas del hogar.

Aprendieron a respetarse mutuamente y a valorar la importancia de estar unidos como familia. En adelante, Max y Santi se convirtieron en los mejores amigos. Juntos compartían risas, aventuras, juegos e historias emocionantes.

Y así es como aprendieron que el amor fraternal es uno de los mayores tesoros en la vida.

FIN.

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