Justicia en el Planeta Lejano



En un rincón olvidado del universo, existía un planeta lejano llamado Justicia. Este lugar era conocido por su belleza y, sobre todo, por su castillo abandonado que había sido el hogar de grandes héroes en tiempos de antaño. Sin embargo, el castillo había sufrido el paso del tiempo, y su esencia mágica se había desvanecido.

Un día, un joven aventurero llamado Lucas decidió explorar el planeta Justicia. Siempre había soñado con encontrar un tesoro y hacer grandes hazañas. Con su mochila al hombro y su mapa en la mano, se adentró en el frondoso bosque que rodeaba el castillo.

Mientras recorría el sendero, se topó con un viejo perro llamado Rufus.

"¡Hola! ¿Quién sos vos?" - preguntó Lucas con alegría.

"Soy Rufus, el guardián del castillo. ¿Vas a entrar?" - contestó el perro con voz cansada.

Lucas, emocionado, respondió:

"¡Sí! Estoy buscando aventuras y tesoros. ¿Sabés de algo?"

"Este castillo esconde un secreto, pero no es como los tesoros de oro o joyas. Es una poción mágica que puede ayudar a aquellos que buscan justicia en su corazón" - explicó Rufus.

Intrigado, Lucas se adentró en el castillo. La entrada estaba cubierta de enredaderas, pero con un poco de esfuerzo, logró abrir la puerta crujiente. Dentro, encontró pasillos oscuros y habitaciones llenas de polvo. De pronto, escuchó un susurro.

"Sólo los que tengan un corazón valiente podrán encontrarme..." - decía una voz tenue.

Lucas decidió seguir la voz que lo guió a una vieja biblioteca. Allí, encontró un libro polvoriento que hablaba sobre la poción mágica de la justicia. Para encontrarla, debía resolver tres acertijos.

El primer acertijo decía:

"Soy hermoso y brillante, pero no soy un diamante. ¿Qué soy?"

Después de pensar un momento, Lucas exclamó:

"¡Una estrella!"

"Correcto, joven aventurero. Ahora, el segundo acertijo:" - la voz continuó,"Cuanto más quitas, más grande me hago. ¿Qué soy?"

Lucas pensó un poco más y respondió:

"¡Un agujero!"

"¡Impresionante! Ahora el último acertijo: "Antes de tomarme, tené cuidado, y si no me respetás, te vas a arrepentir. ¿Qué soy?"

Lucas frunció el ceño hasta que finalmente gritó:

"¡Una poción!"

"¡Lo has logrado!" - exclamó la voz. En ese momento, un brillo apareció en una mesa antigua. Allí estaba la poción mágica, burbujeante y llena de energía.

Lucas la tomó con cuidado y sintió cómo una ola de calidez lo envolvía. Pero, en lugar de usarla para su beneficio, recordó las historias que le había contado su abuela sobre cómo la justicia y la bondad eran más poderosas que cualquier tesoro. Entonces, decidió usar la poción para ayudar a su nuevo amigo Rufus a recuperar la magia del castillo.

"Rufus, ¡mirá!" - dijo Lucas emocionado. "Voy a usar la poción para volver a dar vida a este castillo y restaurar la justicia aquí."

"¡Eres un verdadero héroe!" - respondió Rufus con admiración.

Juntos, Lucas y Rufus vertieron la poción en cada rincón del castillo. Poco a poco, las paredes cobraron vida, las flores brotaron de la tierra y la alegría regresó al lugar. El castillo se iluminó con colores vibrantes, llenándolo de esperanza y justicia.

Desde ese día, Lucas no solo se convirtió en un aventurero, sino en un defensor de la justicia en el planeta. Regresó a su hogar sabiendo que los verdaderos tesoros no eran los que se podían tocar, sino aquellos que se llevaban en el corazón. Y así, el castillo de Justicia volvió a brillar, convirtiéndose en un lugar donde todos podían buscar ayuda y aprender sobre la bondad y la justicia.

Y así terminó la aventura de Lucas, un joven valiente que se dio cuenta que la justicia más poderosa proviene de dentro de nosotros mismos.

FIN.

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