Justina y la defensa del bosque



. Desde pequeña, disfrutaba de pasear por el bosque y observar los animales que vivían allí.

Su lugar favorito era un arroyo cristalino rodeado de árboles frondosos, donde solía sentarse a leer o simplemente contemplar la belleza del paisaje. Un día, mientras caminaba por el bosque, Justina encontró a un zorro herido en una trampa para animales. Inmediatamente se acercó al animalito y lo liberó con mucho cuidado.

El zorro estaba muy débil y no podía moverse, así que Justina decidió llevarlo a su casa para cuidarlo. Al llegar a su hogar, Justina preparó una cama cómoda para el zorro y le dio agua y comida para que pudiera recuperarse.

Durante varios días, Justina se dedicó a cuidar al animalito con mucho amor y paciencia. Poco a poco, el zorro fue mejorando gracias al cuidado de Justina. Mientras tanto, en el bosque comenzaron a aparecer más trampas peligrosas para los animales.

Justina se preocupó mucho por la situación y decidió hacer algo al respecto. Se reunió con sus amigos del vecindario e hicieron carteles informando sobre las trampas peligrosas en el bosque.

Además, organizaron una campaña de limpieza en la zona del arroyo cristalino donde habían encontrado al zorro herido. Con mucha dedicación lograron recolectar todo tipo de basura que había sido abandonada en ese lugar tan especial.

La campaña tuvo mucho éxito y pronto todo el vecindario se sumó a la causa de proteger el bosque y sus animales. Justina se sintió muy feliz al ver que su pequeña acción de salvar al zorro herido había inspirado a otros a cuidar del medio ambiente.

Con el tiempo, el zorro se recuperó por completo gracias al amor y cuidado de Justina.

Y aunque tuvo que dejarlo en libertad para que pudiera volver a su hogar en el bosque, Justina nunca olvidaría la experiencia de haber cuidado de un animalito necesitado. Desde entonces, Justina se dedicó aún más a proteger la naturaleza y los animales que vivían en ella.

Siempre recordaba que cada pequeña acción cuenta y que todos podemos hacer una diferencia positiva en nuestro entorno si nos lo proponemos. "Gracias por ayudarme a liberarme", dijo el zorro. "No tienes nada que agradecer", respondió Justina con una sonrisa. "Solo estoy haciendo lo correcto". "Tu bondad es admirable", dijo el zorro mientras desaparecía entre los árboles.

"¡Hasta pronto amigo!", gritó Justina feliz mientras volvía a casa sabiendo que había hecho algo bueno por la naturaleza.

FIN.

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